miércoles, 31 de marzo de 2010

viernes, 26 de marzo de 2010

abelino


junta cartón en la dulcería luisito. también en la piedra bola. a los días su padre vende las pacas. y las monedas para lidiar con la deuda en la tienda del cuco.

esculpir


los días se imprimen en la suela de los tenis. vender pan es empujar el triciclo, la rutina del barrio piedra bola.todas las tardes.

jueves, 25 de marzo de 2010

martes, 23 de marzo de 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

Cuando la procuración de justicia es una tortura


Años después de los golpes en la cabeza, en el estómago, la psicosis permanece. Jaudiel anda la vida con un nudo en la garganta. Y a la menor provocación, cuando por accidente se le cruza una patrulla, algún policía, un rosario en sus labios es inmediato

Carlos Sánchez / abigaelsc@hotmail.com

Su error fue estar en el lugar equivocado. A la hora equivocada. Su error fue ser sobrino de un madrina de la judicial.
Recuerda los sucesos de ese día, intactos, como un tatuaje fiel en la memoria. Jaudiel y sus amigos jugaban a perder el tiempo en la esquina del barrio, de pronto muchas patrullas, ambulancias, se estacionaron frente a la casa de un maestro. Allí encontrarían muertos al hijo y esposa de éste. Saña desbordada en los crímenes.
Los encargados de la procuración de justicia debían resolver, y ante la incapacidad, la invención de pruebas y culpables. Jaudiel da su testimonio, empero, por secuelas emocionales y el temor de represalias, omite nombres de policías y ministerios públicos, del mismo encargado de averiguaciones previas, e incluso el del procurador de justicia del Estado de Sonora, en ese momento.
Los dedos le truenan como un tic nervioso. Sus ojos trepan a un abanico de techo, y la voz hace el recuento:
“Fueron por mí a Tijuana, yo trabajaba en la planta baja del edificio donde vivía. Los miré llegar y bajé, no sabía por qué era el alboroto, cuando menos pensé, un fortachón me agarró del pescuezo, me dijo: ‘andas dejando los calzoncillos tirados por donde quiera’. La frase después la entendería, cuando me acusaban de pervertido sexual, de homicida.
“Me llevaron a Hermosillo, cuando podía subir la cabeza, miraba el marcador de velocidad, no bajaban de ciento sesenta kilómetros. Lo único que pasaba por mi mente, era que cuando me pusieran las manos para adelante, les iba a voltear el volante, yo no quería llegar adonde me llevaban, sin saber ni si quiera adónde íbamos, estaba bien paniqueado.
“Me metieron en un cuarto de la Procuraduría, me golpearon hasta reventarme los oídos, después los huevos. Me gritaban que no me hiciera pendejo, que yo era el culpable, que ya sabían dónde vivía mi hijo, que pronto darían con él si no les confesaba la verdad. ¿Cuál verdad, les decía, qué quieren que diga?
“Me agarraron un lunes de septiembre, a las dos de la mañana, me dieron una cachetada, me llevaron a la comandancia, duramos como una hora, luego me sacaron con la camiseta tapándome la cabeza, y de ahí al traslado. En el trayecto se pararon, yo para ese momento ya iba con la cara vendada, se oía el mar, no supe exactamente dónde fue, al bajar me pusieron una bolsa en la cabeza, a esa le dicen el bolsímetro, me empezaron a golpear en la cara, luego en el estómago, después unas patadas en los huevos.
“Me gritaban muchas cosas: que me llevaría la chingada, yo les decía que iba a decir lo que quisieran, que me dejaran en paz. Para esto ellos ya sabían quién era el culpable de los homicidios, porque detuvieron a un muchacho, y se le comprobó, había huellas, elementos que inculpaban a ese muchacho, pero resultó ser hijo de un señor que trabaja, o trabajaba, en la prensa.
“Después inventaron el cuento de que yo tenía relación con la familia donde asesinaron a la madre e hijo. Y no hubo poder que me defendiera, ninguna ley para comprobar mi inocencia”.
Lo que hizo culpable a Jaudiel, fue que el día de los homicidios, un tío de éste, madrina de la judicial, lo viera entre la bola de “mitoteros”, y al sentirse comprometido el procurador con el padre del responsable, le pidió al tío de Jaudiel, un nombre de alguna persona que se pudiera inculpar, alguien que viviera cerca del domicilio donde se perpetraron los asesinatos, aquellos donde hubo incluso violación, y defensa de una de las víctimas, a la cual le encontraron restos de piel dentro de sus uñas.
Después, la ubicación, los golpes, el bolsímetro, los gritos. Y lo peor, lo que Jaudiel califica como una tormenta constante: “El golpe emocional, sicológico, porque los madrazos físicos se borraron, o lo que es más, hubo un momento en el que ni los sentía”.

Secuelas a discreción. Jaudiel a veces siente que alguien lo sigue, incluso despierta para seguir soñando en voces que lo acusan. De lo que vivió en prisión, tres años, hasta que un abogado de renombre le comprobó su inocencia, eso lo guarda en la memoria: “Porque no es fácil recordar tanta crueldad, sobre todo porque al querer hablar del tema, uno lo vuelve a sentir”.

miércoles, 17 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

de noche


En el barrio y sus callejones. Entre historias de box y morras. Se siente caer la luz del día. Un loco saca un cigarro de mota, otro cabrón pone una caguama. Al rato un perico, las brasas para tirar un pedazo de carne en la parrilla.
Cuando es necesario se comparte un pedazo de pastilla, otras ocasiones un estopazo empapado de solvente, la jeringa.
Desde el barrio se tiene ahora vista panorámica hacia la modernidad. Hay un cine vip a la vista de todos mientras las carcajadas, el lamento de la nueva vida que ya no. Los fariseos que mueven sus colgantes están ahora detrás de un edificio que arropa la política y en ella el plan para joder a los desprotegidos. Esos que habitamos el barrio.
Aquí una cosa es segura: nadie como todos para la risa Y si es viernes por la tarde, pretexto otra vez para celebrar con la radio encendida que aun no han cerrado el sapo, el changarro donde hay caguamas. Heladas.

miércoles, 10 de marzo de 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

decires

ayer fue viernes y el volante del carro me trajo sus manos diminutas. la carretera otra vez para recorrer la paz. hoy es sábado. llueve en la sierra. las nubes son indicio de que algo lindo ocurrirá.

jueves, 4 de marzo de 2010

pie de foto

inevitable


juntos construimos de la ciudad postales: cielo de alambre.

miércoles, 3 de marzo de 2010

la casa de mi madre


en ella cabe más que un jarrito. hay frijoles, tortillas, y se respira fraternidad.

lunes, 1 de marzo de 2010

fumar


dice que la vida es más fácil con un churro en la boca. a las puras doce de medio día, el fernando, que es mi primo, hace un receso en la reparación de carros. luego el ritual del humo hacia la cabeza. una vez lo escuché decir: "qué loco, si la marihuana es una hierba, como el zacate, ¿por qué te meten al bote si te agarran fumando?" (cs)