jueves, 29 de agosto de 2013

Más amaneceres: el cine como pasión, impulso, instinto


Escena de Más amaneceres 

Carlos Sánchez

Las locaciones son fundamentales. Tienen la textura perfecta para provocar la catarsis al momento de la contemplación. Allí mismo la fotografía, los personajes, la mar, el viento, la resistencia de quienes viven como inercia de seguir siendo.

Esto ocurre en Más amaneceres, la cinta dirigida por Jorge Leyva, producida por Lilia Velazco, en la cual actúan actores nóveles, actores consagrados. Todas las voces dispuestas a prestar el cuerpo. Y construir.

Si bien esta película narra como punto toral la desgracia a partir de las circunstancias, la marginación, los avatares de las personas que luchan a diario para seguir viviendo, esta misma cinta es más que una o dos o tres historias. Es, digamos, la sugerencia de la vida de esas familias que nacen para perder. Y asumen las consecuencias como algo establecido, nada es sorpresa, porque la pobreza es, más que una marca, el sino y a remar contra él, aunque siempre para llegar al mismo puerto: el de la desolación.

Más amaneceres tiene su historia. Y data de aquellos años en los que Jorge Leyva, el director, quiso ser actor, y le entró al escenario. En el camino está como parte fundamental Lilia Velazco, a quien desde temprana edad le sedujo el cine, el experimento con la cámara. 

Después en dúo para construir La Tuerca Films, casa productora, y desde allí las consecuencias de este primer largometraje que fue merecedor de mención honorífica a mejor ópera prima en el Festival de Cine de Guanajuato 2013.

La pasión es un acto, instinto, impulso como cimiento para vivir ejerciendo lo que se ama. A los integrantes de La Tuerca Films, la pasión se les mira en las pupilas. Proyectan cine en las palabras, las gesticulaciones, la inquietud en sus manos al momento de conversar.

De ahí los antecedentes, aquí la realidad, el ahora, el producir con bajos recursos, el convocar a los involucrados en el cine en esta región del desierto que es Hermosillo, Sonora. Y traer también a los actores, buscarlos con la premisa de saber que tal vez nunca hayan participado ante una cámara, o ante un público, en ningún escenario.

Aquí brinca la historia de Eva, personaje principal de Más amaneceres, y aquí viene el recuento de cómo dieron con ella, cómo la invitaron a trabajar.

Ante la constante búsqueda, y el desatino, el infortunio, el no dar con una niña, adolescente que cumpliera el perfil, quiso la suerte un día que en la mirada de Lilia Velazco apareciera ella, la muchachita que caminaba por una de las calles de Bahía de Kino, Sonora, donde fue el rodaje, y Lilia para decir: Ella es Eva, allí va. Entonces abordarla, proponerle, explicarle. La niña después acompañada de su abuela y dispuesta a colaborar, a decir su parlamento ante una cámara, la que nunca antes ni por accidente había visto.

Así la enjundia, la pasión, la suerte. El deseo de avanzar y construir la historia, con un crew meramente sonorense. Con las locaciones que se tienen a la mano, con los recursos ídem, con el deseo firme de contar una historia desde aquí.

Más amaneceres de pronto y en el primer corte para obtener la coinversión de IMCINE, y entonces que se arma la grande, porque ya exigía más, porque ante el compromiso la inquietud de apostarle a más, porque esta elección ponía ya en el plano del Distrito Federal a los sonorenses, y tal vez las interrogantes de los otros estados del país: ¿Qué está ocurriendo en Sonora? ¿Qué hay una película que se proyecta en el Festival de Guanajuato?

Después, ya la hora de las proyecciones, en el estado de marras, la sorpresa de este filme para los espectadores, para los concursantes. Y la garra que puso en esta historia, para defenderla y exigir un premio para ella, María Rojo, como jurado conocedora del tema, actriz, seducida por Más amaneceres. Entonces que se presenta la mención honorífica y las oportunidades de proyección de la película se multiplican.

Jorge Leyva tuvo un sueño. Le ocurrió despierto, cuando tomó la cámara y empezó a retratar las locaciones de Más amaneceres. Hoy con los pies en la tierra, Lilia Velazco sabe que se puede cuando se quiere. Sonora tiene ya un pie dentro del cine nacional, porque nace con este filme la posibilidad de más miradas hacia acá.

Existe también lo otro, lo no menos importante, la inclusión dentro del equipo de filmación a las señoras pilares de las familias que habitan Bahía de Kino, las que fungieron como cocineras, con un sueldo nada oneroso, pero sí remunerable para las circunstancias y también el placer de contribuir con el arte, de saber que el fin de semana se podrá visitar el súper.

Bahía de Kino en el mapa nacional como un lugar precioso para filmar. Bahía de Kino la irritación en el vientre por esa película que incomoda, porque no denuncia pero cuenta lo que hay detrás, porque no señala pero advierte, porque no concluye pero deja abierta todas las posibilidades en las que puede desencadenar la historia de una familia envuelta en marginación.

Todo esto ocurre en Más amaneceres, como una bahía desgarrada y generosa, como una panga en la cual la vida puede diluirse tan fácil como la espuma que nace y desaparecer en la mar.



jueves, 15 de agosto de 2013

Trazando Aleida, interrogante permanente


Aleida Gallangos Vargas

(Escena de Trazando Aleida)

Carlos Sánchez

Buscamos para encontrarnos. Allí en la pantalla. Recorremos la historia. Muchas historias.


Trazando Aleida (2008) es el documental, dirigido por Christiane Burkhard, que se proyectó el martes pasado en la Sala de Cine Alejandro Parodi de Casa de la Cultura de Sonora en el ciclo Los Maestros de Visiones en el Desierto. Y de colofón la ciudad afuera recibía el cielo en pedazos. La lluvia como un aderezo a la conmoción que provoca esta investigación.

La conmoción llega desde el primer instante. La violencia implacable del todo poderoso se hace presente en esa secuencia de tanques de guerra, armas y cascos que debajo tienen los cuerpos que a la voz de mando mutilan.

Fueron los estudiantes, los que creyeron tener el derecho de pugnar por un mejor país. A ellos los acribillaron. Preciso decirlo porque en Trazando Aleida también lo dicen, de manera sobria, en la lejanía, y qué bueno, del panfleto. Decirlo como antecedente de la historia, porque desde ese acontecimiento nace el guión de vida de Aleida y Tony, personas que se vuelven personajes.

Trazando Aleida nace por una pregunta: ¿Dónde está mi hermano? Trazando Aleida nos lleva a muchas más preguntas. Algunas a manera de conclusión: ¿Para esto lucharon los estudiantes? ¿Para tener en el país un partido político que se dice revolucionario y democrático? ¿A qué hora se tergiversó la historia y escalaron en nombre de los caídos estos politiquitos sin compasión? Por ahí las inquietudes, las cuales mientras la construcción de la historia, ascienden.

Aquí la mirada valiente de la directora, Christiane, que se adhiere con su cámara a la investigación de Aleida que escudriña la historia en búsqueda de su identidad. Las preguntas inevitables que dicta la inteligencia emocional: ¿De dónde vengo? ¿Llegué a la vida por amor? ¿Cómo eran mis padres? ¿Dónde quedaron? ¿Cómo fueron?

Los signos de interrogación son el eje de la cinta, una constante que punza en las sienes. El amor por la familia, el deseo de encontrar al hermano que también fue arrebatado de las manos de sus padres, y lo extraviaron como mutilaron la ilusión de esos estudiantes. Ocurrió en los setenta.

Todo empezó con una nota, reportaje, publicado en una revista. Allí los nombres de dos niños cuya abuela pregunta ¿Dónde están? Después vendrían los días de caminar para encontrar.

Las manos señoras en el rostro de la nieta que es Aleida, en el reencuentro, un paréntesis feliz en la historia.

Después vendrían las horas de andar en el gabacho, Washington para ser precisos, la ciudad que abrazó al hermano de Aleida, aquel niño que después de tener las balas en su costado, en esa persecución donde su madre lo abrazaba y corría con él en las manos, no volvió más a la cuna donde sus apellidos.

Un día la generosidad de un puertoriqueño que alberga a Aleida, otro día el encontronazo con la cerrazón de la embajada, muchas horas de caminar para encontrar. Aleida incansable, Aleida para obtener como recompensa la mirada de Tony quien por nombre en su acta de nacimiento lleva Juan Carlos.

En el encuentro inician otras interrogantes. La reflexión respecto de ¿para qué encontramos? Y allí las respuestas contundentes: Para saber que somos hijos del amor, para entender que nuestros padres eran jóvenes igual que tú, para entender que es mejor saber la verdad.


Lo dice Aleida en ese desconcierto cuando ya las preguntas del hermano se le disparan, y Aleida para vivir la otra incertidumbre. Veintinueve años después, cuando ocurre por el fin el encuentro.

Hablan los cuerpos, dicen las miradas. Lo que logra la cámara de la directora del documental, el lenguaje corporal, lo que no se dice con palabras, la complicidad que significa hermandad entre la documentalista y Aleida.

A mí me surgen muchas más interrogantes ante esta propuesta llena de solidaridad: ¿Cómo hacer para construir la empatía entre una persona caída en desgracia y otra que necesita documentar la vida? ¿Qué imán se hace presente? ¿De dónde surge la capacidad de ponerse en los zapatos del otro?

Trazando Aleida me lleva también a cuestionamientos personales. La reflexión respecto de qué estamos hechos quienes habitamos este momento de la historia que se construye. Es la vida.

Una respuesta me conforta. La encontré en el documental. Y me llena de esperanza. Aleida y Tony existen como consecuencia del amor.




miércoles, 14 de agosto de 2013

Los diputados, obra de teatro para el divertimiento y la reflexión


Paulo Sergio Galindo
(Foto: Miguel Galaz)

Esta obra de teatro se presenta el viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de agosto a las 7 y 9 de la noche en Teatro de la Ciudad de Casa de la Cultura de Sonora


Carlos Sánchez

Paulo Sergio Galindo es actor, director, dramaturgo. Estudió en el Centro Universitario de Teatro (CUT), de la UNAM. Ahora visita la ciudad que lo vio nacer, Hermosillo, para presentar su más reciente trabajo escénico, Los diputados.

Paulo Sergio dicta la sinopsis de esta obra:

“Los diputados son dos clown, dos actores que según ellos harán el mejor musical jamás presentado en la historia del teatro musical del mundo, más allá de Broadway, más allá de Londres. El musical es una versión sobre Romeo y Julieta en la cámara de diputados: un diputado y una diputada de diferentes partidos se enamoran, y ambos partidos se oponen al romance, entonces cantan la primera canción del musical y a la mitad de la canción ocurre lo inesperado: cae una persona muerta de un lugar del teatro, y con toda la lógica del clown, con toda su capacidad de investigación llegan a la conclusión de que quien cayó es un alto funcionario público, y además llegan a la conclusión de que el funcionario público estaba en el teatro porque allí, bajo las tablas, está el bunker secreto desde donde este funcionario gobierna el país”.

Luego la conversación:

--La política como una herramienta o materia para escribir, ¿en qué país vivimos si los diputados te dan tema para eso? 
--Esa es la pregunta de la obra, qué podemos hablar de ellos, qué vamos a decir, qué queremos decir de nosotros que somos quienes los ponemos allí, al final de cuentas somos los que tenemos la responsabilidad de exigir cuentas, de estar pendientes del trabajo que 
ellos hacen. La obra trata de eso, de lanzar esa pregunta y decir qué tan puestos estamos como ciudadanos para ponerles atención y no dejar que hagan lo que muchas veces hacen, que es nada, y perder mucho tiempo en la burocracia que le hace mucho daño a este país. Y un poco también reírnos de nosotros mismos, empezando por la pretensión de estos clown de hacer el mejor musical del mundo y reírnos también de ellos, los diputados, por la fantasía que se crean de estar trabajando todo el tiempo por el país cuando normalmente los de abajo son los que menos sienten cualquier cosa que puedan decir o hacer.

--¿La propuesta de Los diputados es de arte comprometido con la sociedad, incitar a la reflexión?

--Estoy comprometido conmigo mismo, a hacer un teatro que diga cosas, que intente transmitir un mensaje, no el chiste por el chiste, no el pastelazo, como comúnmente se conoce, sino tratar de reflexionar sobre unos temas y no tenerle miedo a reírnos de eso, y hacer la farsa y crear la realidad que muchas veces nos rebasa, en muchas ocasiones, al clown sobre todo, y sí tratar de ponerle ese ojo de comedia y eso ojo crítico al mismo tiempo que creo que es lo que hace falta en nuestro teatro, tratar de analizar y criticar con una visión que sea también cercana a la gente, que pueda encontrar la comedia y al mismo tiempo estar reflexionando.

--¿Qué es lo que te da el teatro?, ¿de qué te provee?, ¿qué te alimenta?, ¿por qué el teatro?


--Nací en el camerino, al lado de muchos actores, siempre vi cómo se divertían y me enamoré del teatro así: dije ‘yo me quiero divertir como se divierten ellos’, nunca lo vi como un trabajo, sigo sin verlo como un trabajo, es mi pasión, veo como trabajo todo lo que rodea al teatro, pero estar en escena es el mayor placer que pueda tener, es mi pasión total y lo hago con mucho corazón, con mucha cabeza y siempre poniendo todo de mí para que las cosas salgan como tienen que salir.  

martes, 13 de agosto de 2013

El arte es como una pregunta y la obra es la respuesta




Carlos Sánchez

Metodología del arte es un taller que se impartió en Hermosillo, organizado por el Instituto Sonorense de Cultura con apoyo del Programa Creadores en los Estados del Conaculta. El instructor: Gabriel de la Mora, artista visual, autor del libro Pulsión y método (editorial Turner), integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Treinta alumnos se reunieron en este taller y las reacciones por demás positivas. En la primera sesión, viernes por la tarde, los asistentes anularon el receso, y rebasaron el tiempo establecido del curso, nomás por el deseo de contemplar la exposición que les compartía el maestro. La emoción por el aprendizaje.

Sábado por la mañana y antes de reiniciar las labores, Gabriel de la Mora comparte lo que en el taller se conversa, se discute:

“Hay una sed muy grande de la comunidad artística por platicar y entablar diálogos con artistas de fuera de Sonora, que sean mexicanos y que estén vigentes con una propuesta, con una carrera en arte contemporáneo, y lo que me llamaba la atención era no enfocarme en un taller de dibujo, de pintura, en provincia, porque creo que hay algo más importante dentro del mundo de los artistas, y es la propuesta.

“Creo que dos elementos muy fuertes y un elemento importantísimo para generar la propuesta, es la metodología que un artista sigue para aterrizar una idea, enfocarla y proponer algo. Me interesaba no enfocar mi propuesta a una sola rama, ni a pintores, ni a dibujantes, ni a escultores, sino abierta a todas las disciplinas del arte, inclusive abierta al público. Me llamaba la atención reunir un grupo de personas que tienen un fin o contacto en diversas disciplinas y me gustaría que haya sicólogos, o de artes escénicas, coreógrafos, escritores, filósofos, y que haya una diversidad de disciplinas porque lo que básicamente me interesa es dividir en tres días el taller; el primero es una conversación, saber quién es cada uno y entablar un nivel de confianza para poder generar después un nivel de discusión donde presento mi trabajo, los procesos y la metodología que uso para saber desde dónde surge una idea, qué es todo lo que involucra esa idea, el proceso que generalmente nunca se ve pero que queda documentado, y creo es la parte más importante entre aterrizar una idea y generar un producto, una pieza, una propuesta, otra idea más. El arte es como una pregunta y la obra es la respuesta a esa pregunta pero hay un proceso muy fuerte que involucra mil cosas detrás.

“En el segundo día los compañeros empiezan a traer sus trabajos con la idea de que se genere un diálogo, una crítica, un foro de discusión donde presenten su obra y todos comentan, critican, dan opiniones sobre el trabajo, porque creo que en las escuelas, en la comunidad artística cada vez tendemos a ser más individuales, y creo que algo que nutre muchísimo es poder exponer tu propuesta, tu idea, tu boceto y que otras personas puedan dar su criterio y opinión”.

--Hay una concepción de la sociedad respecto de los artistas, sobre que los artistas son desordenados, lumpen, pero aquí en tu exposición resulta ser que los artistas son todo lo contario.

--Sí hay artistas que están sentados en una hamaca, esperando que llegue la inspiración o que no tienen un horario, una disciplina, pero hay otros que nos vamos al extremo, que necesitamos ser más libres. En mi caso la disciplina es muy importante, más cuando no tienes un jefe, para mí el trabajo genera trabajo, el trabajo genera ideas, las ideas más ideas y el trabajo más ideas, es como un círculo cerrado y es la forma que me ha funcionado los últimos diecisiete años de mi vida. Creo que cada persona tiene una forma distinta, no se puede decir ‘tiene que ser de esta forma u otra’, lo que estoy aprendiendo más aquí, es que me estoy dando cuenta que tengo que ser un poquito más flexible en ciertas cosas porque todo extremo quizá es malo, pero de alguna forma soy obsesivo y mi trabajo requiere una disciplina, un rigor muy fuerte, y un trabajo muy fuerte, hay que estar pensando pero la mejor forma de pensar es trabajando y la mejor forma en que caen ideas es trabajando, creo que algo que sí me costaría trabajo, se me haría terrible, espero que nunca suceda, es ver gente que tiene crisis creativas, y que no tiene ideas, porque creo que en el momento en que las ideas desaparecen debe ser una cosa terrorífica y más en el caso de un artista. Yo creo que yo hago, por falta de tiempo, el cinco por ciento de lo que me gustaría hacer. Creo que esto también lo hace el tener una metodología.

lunes, 12 de agosto de 2013

El desierto es un paisaje, una geografía que ha inspirado a todas las artes


Christiane Burkhard

Carlos Sánchez

Politóloga con veinte años de residencia en México; de origen alemán. Cineasta, documentalista. Christiane Burkhard visita Hermosillo para compartir su conocimiento.

Christiane desciende las escaleras de Casa de la Cultura de Sonora. En la sala de Cine Alejandro Parodi están sus alumnos, los cuales observan, analizan un documental sugerido por la maestra. Luego desde una banca en la plaza central de la Casa, conversa el contenido del módulo que le está tocando impartir.

--¿En qué consiste este módulo de dirección que usted imparte en el III Módulo del 
Diplomado Visiones en el Desierto?

--Estoy aquí para dar un seguimiento a los proyectos de los chavos, que están por desarrollar en este Diplomado, sus propias propuestas, en términos de dirección, de montaje, estructura, dramaturgia. Creo que este es un momento clave para hacer este paso del qué es lo que quiero contar al cómo lo voy a contar.

Hemos hablado mucho en el módulo acerca de este paso que hay que dar, de la observación de la realidad, tratándose de un diplomado de documental, de la contemplación de la realidad de las personas que se van a convertir en personajes, y entonces cómo a partir de las ideas que traen, se convierte en una película y tiene que tener una determinada forma, una determinada propuesta estética. Eso es lo que estamos trabajando. También les estoy enseñando materiales que les puedan inspirar y al mismo tiempo estamos trabajando sobre las propuestas que ellos tienen, y estoy asesorándolos.

--El documental se ha convertido en el medio en boga para denunciar, para decir, ¿a qué se debe que esto esté ocurriendo?

--Esa es una pregunta que nos hacemos, que observamos: el auge del documental en los festivales, hay cada vez más foros, está Ambulante, están los diplomados. Me ha tocado dar muchos talleres de documental últimamente en toda la República, y creo que tiene que ver, por un lado con cierta crisis de la ficción, de una narrativa ya muy preestablecida, donde el documental tiene una libertad de expresión y de narrativa mucho más grande porque va desde lo periodístico, de denuncia hasta cuestiones más experimentales, también a un cine íntimo, en primera persona, que también se está explorando mucho en el cine documental, las autobiografías, los diarios. Hay un espectro tan amplio en el documental, eso por un lado y creo que por otro lado vivimos una realidad tan abrumadora, compleja, complicada, que hacer documentales es también una manera para los chavos, y para uno mismo, una manera de traducirnos la vida a la vida, la realidad a nosotros mismos. Justo lo que propone el documental de creación es darle una lectura de autor, creativa, de denuncia, una lectura múltiple a la realidad que nos rodea.

--¿Cuál es la importancia de este tipo de diplomados, de repartir su conocimiento?

-- Me parece importantísimo y celebro, felicito las iniciativas en este caso del Diplomado Visiones en el Desierto, me encanta el nombre porque realmente creo que es lo que se está fomentando; es una multiplicidad de visiones para que los propios chavos puedan desarrollar sobre su entorno, sobre el desierto y sobre los personajes que viven aquí y me da muchísimo gusto, veo a los chavos inquietos, los veo con curiosidad, con ganas de hacer cosas y en la medida de lo que nosotros podamos aportar, los cineastas a quienes nos han invitado, para darle forma a las inquietudes de los chavos, me parece genial.

--Veo que le llama la atención el título del diplomado, seguramente la palabra desierto le significa algo, o mucho, cuénteme cuál es su reacción cuando evoca o siente esta palabra, desierto.

--El desierto es un paisaje, una geografía que ha inspirado a todas las artes, la literatura, el cine, la pintura. A mí lo que me evoca es un estado sicológico, un estado interior, de desolación, justamente la ausencia de muchas cosas donde la propia aridez nos lleva a una cuestión mucho más del imaginario, por un lado; por el otro lado y muy en concreto en el norte de México es la frontera también, una cosa más específica del desierto, el horizonte abierto por un lado, pero que también tiene esas nociones e implicaciones de límite. Creo que el desierto sí es un imaginario múltiple para las historias, siempre y es un espacio justamente que despierta visiones realistas o imaginarias, alucinadas, incluso, que tienen que ver con esa particularidad del desierto, el calor, algo extremo donde nos remitimos a nuestra existencia de una manera muy radical.

--Mencionas la palabra desolación y me cimbra, ¿este sentimiento en algún momento se te convierte en un motor para trabajar, es como un disparo, una idea, ese sentir, en tu carrera?


--Creo que sí, la desolación, la interiorización para mí es un ingrediente y un punto de partida importante; el silencio para de ahí empezar a querer decir. Sí es importante, la ensoñación también, la reflexión hacia adentro. Y luego al mismo tiempo siendo documentalistas, el tener que salir de ahí, tener que buscar a partir de esos momentos de interiorización y desolación, al otro, el mundo, aquella cosa con la que sí quieres hacer contacto y resuena en ti, pero es un ir y venir creo que también es algo muy importante que hablamos con los chavos aquí, es el autor y la realidad que se quiere retratar, no estamos desligados, eso es algo muy contundente en el documental de hoy y lo estoy queriendo ligar porque creo que lo que ya hemos entendido es que no existe algo como una objetividad, una neutralidad, no es algo que además estuviéramos proponiendo o promoviendo, creo que aquí sí apelamos mucho a un autor o una autoría para hacer nuestras creaciones.

sábado, 10 de agosto de 2013

¿Pensabas que con esta lectura y esta puesta en escena ibas a entender la muerte?




La rueda de la vida, en íntimamente teatral, Casa de la Cultura, en agosto: jueves 15 y 29; viernes 16 y 30; sábado 17 y 31, a las 8 de la noche. 100 preventa, 120 el día de la función.


Carlos Sánchez

El Teatro íntimo Xiconténcatl Gutiérrez de Casa de la Cultura de Sonora, está dispuesto. Para la optimización de este espacio surge la temporada de teatro denominada Íntimamente teatral, organizada por Instituto Sonorense de Cultura.

De entre las obras que incluyen el programa a presentarse del 15 de agosto al 15 de diciembre, está La rueda de la vida, monólogo basado en el libro autobiográfico, del mismo nombre que la obra, escrito por Dra. Elisabeth Kübler Roos, el cual actúa la actriz sonorense Imelda Figueroa, bajo la dirección de Julio Patricio Cárdenas.

¿Qué es La rueda de la vida, por qué esta adaptación a teatro? De esto y más nos conversa Imelda Figueroa. Primero los antecedentes, el libro, su autora:

“Elisabeth Kübler Roos es médica siquiatra, suiza, que dedicó casi toda su vida profesional al trabajo con enfermos moribundos, ella es considerada la madre de la tanatología porque fue de las primeras médicas que empezó a hablar del buen morir, del trato digno, de cómo en los momentos finales las personas no necesitan sólo al médico profesional sino también al amigo, la doctora dice que es un momento donde los médicos necesitan quitarse la careta del profesional y curar con un abrazo, con una mirada, con algo que reconforte al paciente. Ella misma reconoce que cuando empezó a hablar de eso era considerada loca, y muchos médicos se opusieron a su propuesta. Aunque ella es suiza hizo todo su trabajo en los Estados Unidos. Este es su último libro, y está narrado casi como una novela, de ahí tomamos los casos más impactantes y los fuimos uniendo con ciertas partes de su vida personal”.

--Se dice que el artista es él y sus obsesiones, ¿en este caso aplica igual?

--Sí, al leer el libro me impactó mucho porque había pasado por un caso similar, había acompañado a mi papá en su enfermedad terminal, había sido muy fuerte para mí, había tenido muchas dudas, cuando leí el libro fue una iluminación, y a raíz de eso me nació la inquietud de compartir su contenido con otras personas, sin embargo ahorita a la distancia, después de cuatro o cinco años que lleva este montaje presentándose, me doy cuenta que sigo sin saber mucho respecto a la muerte, sigue conmoviéndome igual, sigo sin sentirme preparada para el tema, para poder acompañar a otros o para mi propio proceso. Manejo el discurso ahora, pero en lo emocional creo que para mí resulta igual de difícil que antes.

--¿Pensabas que con esta lectura y esta puesta en escena ibas a entender la muerte?

--Por supuesto, sin embargo hace un año me enteré que un familiar tiene cáncer y es el mismo miedo, las mismas preguntas, el mismo cómo lo acompaño, qué le digo, el enfrentar el tema de la muerte con esa persona moribunda me sigue dando miedo a pesar de que yo ya sé todo.

--Continúan los temores, pero de esta obra, ¿qué sí te ha hecho cambiar, qué te aporta?

--En lo que me hizo cambiar todo este trabajo es en el entender la importancia de la verdad en estos temas de la muerte, cómo por dignidad la persona que está enferma, tiene que saber qué tiene, cómo quiere llevar ese proceso, eso lo tengo muy claro y sé que hay que hacerlo, aún con todo el dolor, el miedo, hay que enfrentar y hablar, y creo que también me da paz, este monólogo le da paz al espectador, puede entender que no hay un principio y un fin, sino que termina algo y empieza algo distinto, que la muerte no es el fin, sino el comienzo de algo distinto.

--¿Podrías contar una anécdota de algo que te haya ocurrido con algún espectador después de haber visto el monólogo?

--Se me viene a la mente una función que hicimos en el Teatro de la Ciudad, de las primeras veces que presentamos La rueda de la vida, en un teatro muy grande donde no tenía contacto visual con el público y no podía saber qué ocurría salvo lo que percibía energéticamente. Recuerdo que cuando terminé la función, salí a tras bambalinas y llegó un hombre que no conocía, y me dio un abrazo fuerte, lo abracé y caí en cuenta que él estaba llorando en mi hombro, como un niño, fue un momento de mucha empatía, no nos conocíamos pero allí estábamos compartiendo una emoción, sin saber qué lo había motivado, pero allí estaba y duró un buen rato, después de me separó, y supe que es un doctor, pero no me dio ninguna explicación, simplemente fue y lloró conmigo.

--Cuéntame de la importancia de Íntimamente teatral.

--Este proyecto nos brinda la oportunidad, a las compañías, de tener un espacio dónde presentar nuestra obra. La taquilla será íntegra para el grupo, tendremos un técnico, la infraestructura, la publicidad con la que nos pueden apoyar, y la oportunidad de reunirnos, los artistas, de reencontrarnos.


viernes, 9 de agosto de 2013

El chiste es dejarte llevar, olvidarte de todo lo aprendido y poner los colores que te vienen a la mente



Carlos Sánchez

Inmensidad íntima. Interpretar la grandeza interior. Decirla con pinceles.

En la Galería Bicentenario la pintora Ana María Madrid expone su propuesta de colores. De pronto la sugerencia de una tarde en nubes con destellos de fuego como reflejo del sol que ya tiende a ponerse. Luego la continuidad de la libertad en las atmósferas, los grises que contrastan con los blancos. Y así el desfile de construcciones, de trazos que parecen ir a muchos lados y a ninguno.

Después de la inauguración, en plena efervescencia de miradas sobre la obra, esta conversación con Ana María Madrid:

--Cuéntame sobre el título de la exposición
--Inmensidad íntima viene de un capítulo de un libro que se llama La poética de los espacios de Gastón Bachelard, en el que pone en referencia todas las cosas del planeta, poéticamente. Menciona que cuando no hay nada figurativo, el solo hecho de llegar a la contemplación te lleva a imaginar; entonces el chiste con esta exposición es que cuando alguien vea una obra diga: ‘Yo quiero estar allí, o me interesa conocer este lugar’. Eso dependerá de la experiencia personal.

--Veo mucha libertad en tu obra, parece que volviste a ser niña, hay un desparpajo, cuéntame de esa actitud.

-- Algunos maestros me decían: Pintas como si lo disfrutaras. Sí lo disfruto mucho, ya tengo las bases fundamentales de teoría del color, técnica, y yo creo que teniendo eso puedo dejar a un lado ciertas cosas y nomás divertirme y que las personas digan: ‘Qué divertida esta pintura, esta obra’.




--Me llama la atención este trabado de dos piezas: Positivo – Negativo, cuéntame la historia, ¿cómo surge la idea, cómo la desarrollas?

--Me gradué de escultura, entonces lo que más me gusta es la escultura, y me encanta todo lo de materia, nubes, mar, líquido, y quise hacer una pintura y transformarla a escultura. Hice todo lo posible para que se notara eso, y que alguien llegue y diga: ‘Qué bonita pintura, qué rico se siente en tridimensional’.

--¿Cómo es un día de trabajo, tu contexto, en soledad, cómo es la intimidad antes de crear?

--Me gusta pintar cuando hay gente, me gusta estar platicando, siento que ayuda a mi proceso creativo, me siento más libre, sobre todo cuando hago escultura me gusta estar platicando, siento que se complementa muy bien estar con personas.

--Gran parte del trabajo tiene una propuesta, en cuanto a la técnica, el uso de colores, ya muy depurada, ¿cómo llegar a eso?

--Creo que el chiste es dejarte llevar, olvidarte de todo lo aprendido y poner los colores que te vienen a la mente. Me gusta pintarlo todo de un color, luego de otro, y tener ya muy plasmados los colores que van a estar, qué paleta de colores voy a usar y a partir de eso nomás voy a poner y poner.

--¿Qué te deja esta exposición, este momento?

--Estoy muy feliz, contenta por la reacción del público, siento que voy a avanzar mucho en mi carrera, voy a notar qué me salió mal y cómo puedo mejorar.

--Vas a avanzar mucho en tu carrera: ¿a qué aspiras en tu carrera?
--Quisiera siempre ser artista, llegar a muchas personas, que conozcan mi obra, dejar alguna huella.

--¿Qué es dejar una huella?

--Que digan: Este cuadro me encantó y me hace sentir especial, me lleva a otro mundo.

Inmensidad íntima permanece hasta el 30 de agosto de 2013 en Galería Bicentenario, Ignacio Comonfort entre Doctor Hoeffer y Tehuantepec, colonia Centenario, en Hermosillo, Sonora. 

martes, 6 de agosto de 2013

El sonido como un estilo de vida



Pablo Tamez Sierra

(foto: Miguel Galaz)



Carlos Sánchez

Estudió música en el Centro de Investigación y Estudios Musicales (C.I.E.M.), avalado por la Royal School of Music de Londres, de 1992 a 2001, tomando como instrumento el piano y el violín. Recientemente ganó un Ariel por la película Los cuates de Australia. Ahora extraña el canto de los pájaros.

Su especialidad es el sonido que contiene el séptimo arte. Es Pablo Tamez Sierra quien visita Hermosillo para compartir lo aprendido con los alumnos del III Diplomado Visiones en el Desierto 2013, organizado por Instituto Sonorense de Cultura, en coordinación con Conaculta.

Del laboratorio que requiere la organización de una película, a los objetivos del módulo que impartirá en el Diplomado, aquí una conversación con Tamez Sierra.

--¿Cómo eliges la carrera de sonidista?

--No es que la haya elegido como tal, estudié primero música y luego estudié cine, a partir de allí quise seguir haciendo cosas que tuvieran que ver con el sonido, con la música. Fue así como pensé en encontrar un camino a partir del sonido. Eso sin excluir proyectos que me gusta dirigir.

El sonido es un estilo de vida que para mí termina siendo muy placentero, primero por los rodajes y posteriormente en la posproducción de sonidos, saber cómo se va creando y gestando tu propuesta desde el rodaje hasta llevarlo a una pantalla grande.

--¿Cuáles son los sonidos cotidianos, naturales, que más disfrutas en tu vida?

--Justo en estos ejercicios que hago ahora para las clases que estoy dando y que daré en Sonora, les pongo un ejercicio de reflexión a muchas de las personas que toman estos cursos: les propongo que se sienten a escuchar los sonidos que existen a su alrededor, pero igual los sonidos para mí son unos, para ti son otros, dependiendo de la ciudad, del estado, el lugar, todo eso. Para mí ahorita es difícil escuchar el sonido del tráfico todo el tiempo, estar aquí en la ciudad de México donde hay una contaminación sonora muy fuerte, los ruidos cotidianos terminan siendo un poco difíciles y el estar acostumbrado y escuchar cada vez menos el ruido de los pájaros, aquí ya son puros carros.

--¿Cuál es el objetivo que tienes trazado y qué es lo que deseas lograr en el módulo que te toca dar en el III Diplomado Visiones en el Desierto 2013, para verte satisfecho?

--Tenemos dos grupos: Seniors y Juniors. Tengo dos objetivos, uno por cada grupo. Con el de los Seniors es que creen conciencia de lo que es hacer sonido, de cómo construir a partir de una idea que viene escrita en una carpeta, cómo vender tu propuesta para que sea lo más parecido posible cuando llega a la pantalla, para que el documental evidentemente a partir de esa idea y esa gestación sea lo bastante cercana a lo que vas a ver cuando lo estés presentando.

Por parte del otro grupo, Junior, que estarán haciendo documentales y cortos, allí sería buscar un poco más la forma técnica, cómo acercarse y perder el miedo de trabajar con elementos técnicos y que puedan llevar a cabo su primer proyecto de la mejor forma posible, todo esto a partir de ciertos ejemplos que les pondré, de cómo es la construcción de sonido desde que se está haciendo, desde que está como crudo hasta un diseño sonoro más sofisticado, llevando varios ejemplos de documental.

--¿Qué elementos básicos debe tener un sonido para que el espectador tenga buen acceso al documental o la película que verá?

--Estas cosas son subjetivas, para que un sonido sea bueno tiene que escucharse, es básico, posteriormente ya en un diseño sonoro, todos esos elementos que igual no los percibes pero que hacen que la película sea un mejor proyecto. Por ejemplo hablando de ambiente, de la música, todo eso va construyendo un diseño sonoro que muchas veces uno no lo percibe, pero si no lo percibe puede ser que eso también sea bueno, al final no es algo que distraiga de lo que nosotros estamos muchas veces olvidando y que es justo contar una historia, estamos haciendo películas para contar una historia. Creo que el elemento básico viene siendo la organicidad, lo orgánico de la película, sin que salte un elemento u otro a la cual pertenece.

--¿Cuál fue tu reacción al enterarte del Ariel que obtuviste por Los cuates de Australia?

--Estuvo muy padre, la verdad es que fue muy interesante, yo estaba nominado por dos películas este año, por El sueño de Lú, y por Los cuates de Australia. La verdad fue muy gratificante haber ganado por Los cuates de Australia, para mí es una película que significó mucho, primero porque me dio la posibilidad de darme cuenta de una realidad que no conocía, con la que no estaba acostumbrado, pero que me cambió completamente mi forma de ver la vida, me hizo replantearme muchas cosas: qué es lo realmente importante en la vida, que a partir de eso la vida no tiene que ver sólo con una estabilidad económica, como lo enseña la sociedad, sino saber compartir con la gente; estas cosas me dejaron marcada mi vida.

--Esto también tendrá que ver en la relación de trabajo con Everardo González (director de Los cuates de Australia)

--Claro, trabajar con Everardo para mí ha sido muy gratificante, nos llevamos bien como compañeros de trabajo y realmente claro que tiene que ver con su postura de cómo llevar el documental. Ahora, trabajar con la gente directamente, volverte cercana a ella, porque al final en un documental no se trabaja con ficción, se trabaja con las emociones reales de las personas a las cuales estás retratando, entonces los vínculos con esta gente se vuelven más fuertes.

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Pablo Tamez Sierra
Estudió el curso general de Cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Dentro de sus actividades académicas ha realizado tres cortometrajes: Un día más (2003), Nicolás (2005), selecionado en la 3a edición del Festival Internacional de Cine de Morelia y su cortometraje de tesis La espera, con el que ha obtenido además de Mención Honorífica en su examen de titulación, selecciones para la 6a edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, 12ª. edición del Festival de las Américas (Austin, Texas), 4ª. edición del Festival de Cerdeña, 4ª. edición del Festival de Cine Latinoamericano (Sao Paulo),  10ª. edición del New York International Latino Film Fest, 2nd International Documentary and Short Festival of Kerala, 12ª. edición del Festival Expresión en Corto (Guanajuato), entre otros. Actualmente se encuentra en proceso de edición de su documental Lejanía.