martes, 25 de septiembre de 2007

“Me gusta convertir el recuerdo en un mito... un cuento que contar a los demás”


“Nunca, pero nunca he logrado dormir antes de un rodaje. El corazón late muy fuerte, dan ganas de levantarse y empezar a rodar en ese mismo instante. Pero en el cine uno tiene que ser muy paciente”.

La cineasta María Fernanda Galindo y un fragmento de su guión de vida


Carlos Sánchez
Hermosillo.- Es la plaza Emiliana de Zubeldía. Es el sol poniéndose visto desde el umbral de la Universidad de Sonora. Hay árboles alrededor, algunas bancas que prestan su cuerpo a la actitud crapulosa de quienes nada tienen que perder. Hay pasto y sobre él nosotros. Hay tema de conversación y es el arte como oficio.
Es María Fernanda Galindo el cine corriendo por las venas. Es la búsqueda, el encuentro, la pasión como argumento para vivir el guión de su largometraje que es la vida.
Si las hormigas se pasean por sus pies en ese momento, por su mente caminan las escenas de ese encontrarse con el cine. Y comparte lo vivido. ¿Qué prefiere entre esa línea invisible que es el corto o largometraje? María parla jugando entre sus manos un verde hierba reflejado en sus ojos.
“Son géneros distintos, cada uno cuenta las cosas de diferente manera. En todo caso depende del momento. A mí me pasó que empecé escribiendo un guión de cortometraje y ahora se convirtió en largo. Me gustan los dos, cada uno en momentos distintos, tanto para escribir como para ver”.
Hay carretas de hot dogs. El tráfico en la arteria mayor de la ciudad. Hay más motivos para la charla. Es el cine todo. Y la sensación de rodar un guión tiene significado en María, quien lo describe.
“El primer corto que rodé fue la adaptación de un cuento de mi autoría que se llamaba Te busqué. A partir de ese texto hice la adaptación a un guión de cortometraje que se llamó La ruda. También lo produje, pero no lo dirigí. Fue mi primera experiencia como guionista y productora y fue un desastre, pero por fortuna las cosas salieron. En ese caso la sensación de rodar un guión, fue, por un lado la emoción de que la historia imaginada se encarnara en los actores –que además eran un gran reparto: José María Yazpik, Gabriela Canudas y Jesús Ochoa- pero por otro lado mi atención estaba alrededor del rodaje, en la realidad, en las cosas que tenía que controlar en cuanto a la producción. Tiempo después, en Madrid, se rodó otro guión mío de cortometraje. Teníamos que hacerlo en un día. La sensación fue angustiante, porque además yo era la script, que en cine es quien se encarga de la continuidad. Se llamó Rituales. El director no tenía mucha experiencia y no supo cómo capturar los detalles que en mi guión eran importantísimos, eran los que hacían la historia y finalmente se le escaparon. La presión del tiempo tampoco ayudó mucho. Ya nos habían advertido de la dificultad del guión y el riesgo de su realización. Así que el rodaje fue un tanto desesperante, aunque siempre existe esa emoción de ver que las historias imaginadas adquieren realidad. Y lo mejor es que mucha gente está detrás de la cámara enfocada en esa realidad de la ficción que uno escribió durante muchas horas”.
Hay una especie de letargo en la ciudad, tal vez por el calor que rebasa los 45 grados. Atrás de nosotros está el edifico de Museo y Biblioteca, los talleres de música y teatro.
Las ideas de María están puestas en el oficio. Hay ahora un recuento sobre el cómo y por qué elegir una carrera donde se antepone la pasión, la honestidad, el alma.
“La pasión es el motor que a veces no te deja dormir y que definitivamente no me ha dejado hacer otra cosa en la vida que no sea esto. Es como un ruidito que te persigue. Lo siento en el cuerpo. Es agradable y angustiante. A veces me pregunto por qué no elijo ser una persona “normal”, sobre todo porque la materia con la que yo trabajo en la escritura, por ejemplo, es mi propia vida. Hago mucho ejercicio autobiográfico para crear. Me doy unos clavados profundos al pasado, mi infancia, escarbo en cada cosa que he vivido, en el por qué de cada circunstancia. No creo que esto lo haga una persona “normal”, porque no tiene sentido si no es para convertir toda esa materia en arte. Es obvio que esto también se hace en el psicoanálisis, escarbar en la vida de uno. Me gusta convertir el recuerdo en un mito, una historia que le da sentido a mi vida, un cuento que contar a los demás, en donde los demás puedan ver algo de sí mismos. Yo no encuentro otra forma, es una necesidad. Y aquí, por ejemplo, entra la honestidad. Uno no puede engañarse a sí mismo cuando escribe, porque en algún momento la historia o algún personaje voltea a verte a los ojos y te grita que estás mintiendo. La verdad siempre canta. La verdad se revela por sí misma”.
En la plaza está el sonido de los claxon, el ruido enérgico en los pasos de los estudiantes que desfilan al reencuentro de sus hogares. Es casi de noche y sobre la noche previa a un rodaje ocurren cosas en la mente de María.
“Nunca, pero nunca he logrado dormir antes de un rodaje. El corazón late muy fuerte, dan ganas de levantarse y empezar a rodar en ese mismo instante. Pero en el cine uno tiene que ser muy paciente”.
--¿Qué te ocurre en las venas?
Pues si pensamos que las venas es lo que está debajo de lo visible, en las venas ocurre toda mi vida. Soy una persona que vive mucho hacia adentro. Una vez un amigo andaluz definió mi personalidad en una frase. Dijo que tenía un mundo interior muy poderoso. Hasta ese momento yo no había percibido que fuera así, o tal vez creí que era muy normal ser así.
--¿Existe el insomnio?
¡Existe durante la noche previa a un rodaje, sin ninguna duda!
--¿Cuál es la película o el corto que te interesa escribir, producir?
Estoy escribiendo un largometraje y también quiero producirlo y dirigirlo. Pero ya tengo otro perfectamente claro, para el cual tendré que hacer mucha investigación. El primero es más autobiográfico. Es uno de esos casos que te mencionaba antes, donde tengo que sumergirme en mi historia personal. El que planeo es un reto nuevo y distinto, porque trata de la vida de un personaje histórico.
--¿Qué te seduce más, la sugerencia o la elocuencia?
La sugerencia, definitivamente. Pienso en cualquier creación: teatro, cine, danza...hay grandes sugerencias que pueden hacer que se te mueva el piso, que comprendas algo perfectamente. De hecho yo creo que la mejor manera de comprender es a través de la sugerencia. Cuando las cosas son demasiado evidentes es más fácil ignorarlas.
--¿Si tuvieras que escribir un guión sobre tu tierra, Sonora, qué escribirías y por qué?
Escribiría una película sobre personajes adolescentes marginales que crean su propio mundo en medio del mundo cotidiano que se da en la ciudad de Hermosillo. Una historia en la que se muestren los contrastes que se dan en esta ciudad, que son muchos. Eso en medio de este paisaje desértico tan apabullante, con estos atardeceres capaces de generar toda una mística. En resumen, explorar la magia alrededor de lo más cotidiano y simple.
--El sol en esa resistencia de doblegarse ante la tarde, magnifica la intensidad de su luz. Hay un naranja que se cae de lila estrellándose en las paredes del Museo. María, mientras tanto, observa, huele, siente, respira cine. Y vuelve su mirada hacia adentro para revelarse la vida.

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