domingo, 1 de febrero de 2009
Cuba, un país con ángel y futuro inevitable
Polito Ibáñez conversa sobre su formación como músico, su familia y su infancia en el batey
Carlos Sánchez
Polito Ibáñez se recuerda en la infancia mirando un charco de agua. Observa también en ese tiempo las piedras en sus manos intentando derribar una tojosa entorno a un batey que significa comunidad campesina asentada en La Habana, Cuba.
Polito ahora vive de cantar. Y en este viaje a México que también es Sonora y con motivo de celebración de la 25 edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), el cantante regresa en la memoria a esos días de infancia, cuenta también su formación y consecuencia de ésta los temas de creación.
En un cuarto de hotel Polito habla con fruición, las palabras son un gozo y crece la alegría en la mirada cuando se toca en una pregunta el origen de su llegada a la música.
A la música no se llega ni de manera profesional, ni como aficionado, -argumenta el cantante cubano-, simplemente se llega, después se decide cómo se toma el camino. Yo llegué a la música de manera casual. Vengo de una familia campesina, de un batey, palabra indígena cubana que es una especie de lugar en la selva donde se reúne una comunidad.
Mi padre tenía un grupo musical, un sexteto que hacía música tradicional de todos los tiempos. Él intentó desde muy pequeño enseñarme a tocar la guitarra y el tres, pero a mí realmente no me interesaba, yo quería estudiar oceanología, desde niño estaba obsesionado en el mar, pero fue a los trece años que conocí a Pepe Salas, en la secundaria, y él cambió mi vida porque cantaba canciones románticas y enamoraba a las muchachas, entonces fue así que me acerqué a la guitarra, le pedí a mi padre que me enseñara a tocar para enamorar a las muchachas.
Vale la pena comentar que luego yo cantaba a otros autores, hasta que realmente vine a estudiar al Instituto Superior de Arte la carrera de actuación, de donde me gradué, y ahí ya me impliqué más en el mundo de la canción inteligente, de esto que viene a ser la nueva trova, y fue que Polito Ibáñez fue conquistando algunos espacios: este pequeño teatro de La Habana, algunas peñas que se hacían fundamentalmente en los museos, en algunos lugares emblemáticos de la ciudad, como es por ejemplo el Museo Nacional de Bellas Artes, o el Museo de Artes Decorativas, y empecé a hacer un movimiento en la década de los 80 y que implicó mucho, en el campo socialista, en el derrumbamiento del muro de Berlín. Polito Ibáñez fue haciendo esa trayectoria hasta que llegó el 30 de junio del 91 a hacer un gran concierto, (el más importante de mi vida) en el Teatro Mella, un concierto de gran intensidad y mucha tensión porque era un momento histórico de Cuba muy tenso.
--Un recuento de lo que es Cuba en la memoria, la ideología de Polito. El músico fluye en la conversación mientras la luz de una ventana es el saludo de una tarde esperando caer.
De Cuba no se habla nunca de su capacidad de sobreponerse a los momentos históricos y cómo tiene en su magia y destino siempre un paso y un salto especial y singular en la historia, porque fue el primero en América latina en tener telégrafo, el tren, es un país muy próspero en el sentido capitalista que lo era hasta el 59, y después fue un país próspero en otras características y otro sentido. Siempre creo que si algo de Cuba se puede hablar y que no se dice todos los días, es que el ángel que tiene, la aureola que la cubre, lo hace ser un país especial y de futuro inevitable.
Familia y formación
Mi familia es muy humilde y nació, como decía, en un campo. Tiene su sentido de moral extremo, al menos en mis padres. Éstos consideran una familia con un concepto moral arraigado donde es muy importante que mis hermanas se casaran sin haber tenido relaciones sexuales, estas cosas que definen un poco la moral a lo occidental y que realmente tiene algo de sano e importante porque las personas llegan a un estado de madurez sin haber violentado ciertos procesos.
Ese sentido de la moral y la dignidad, el respeto a la persona, al amigo, al hermano, a la esposa del amigo, al compañero, al vecino, ese respeto me creó una escala de valores sólida, y creo que está arraigada en mi personalidad y ha sido decisiva en la cuestión de arrojar ciertos valores en mis canciones a la hora de componer; cuando me comprometo con temas sociales o cualquier cosa, lo que está ocurriendo realmente es que está saliendo el Polito del batey con su naturaleza conceptual, soy muy poco dado a quebrar las reglas, me encanta que confíen de mi persona, practico eso, lo ejercito, más allá de la tentación de que la vida siempre está invitando a no ser amigo, a traicionar, ese tipo de cosas yo las conservo y creo que tiene mucho qué ver con la familia, donde pueden ocurrir cosas que rayan en el tabú, como que nunca he visto a una de mis hermanas desnudas, ni en ropa interior, estas cosas que resultan a veces extremas pero que te definen porque si no, no te vas a dar cuenta hasta donde fuimos una familia ortodoxa, clásica, bien educada y entrenada en el respeto a las personas y a sí mismo.
--Polito Ibáñez en su conversación revive los años de infancia y adolescencia, de formarse en la ternura natural de una casa de madera y las sorpresas de cambio de vida al arribar a un barrio.
En este batey yo estuve hasta las cinco años, y me recuerdo tratando de matar tojosas con una piedra (tojosa es una palomita pequeña), me recuerdo mirando el agua en una charca de un río pequeño al lado de la casa nuestra que era de madera de palma y que tenía el techo de guano y piso de tierra que se baldeaba con la ceniza del carbón y que eso hacía que se pusiera como cemento y eso implicaba que la madre se esmeraba siempre para tener el espacio impoluto.
Me crié en ese espacio hasta los cinco años, después fui a vivir a un pueblo donde me crié en un barrio letal, difícil, donde ocurrieron cosas tan simples como por ejemplo que Luis le dio un arponazo a su padre y lo mató. Un barrio hostil, complicado, donde pude sobrevivir. Me crié entre gente violenta, con carácter de delincuente, pero elegí estudiar y así salir adelante, no obstante el ambiente.
Siempre me caracterizó una nobleza y una especie de distancia de todas las cosas que consideraba malas y a mí no me gustaba hacerle maldad a la gente.
Creo que ese ambiente infantil primero en el campo, en el río, con la tojosa, y después con este barrio donde los chicos se tiraban lanzas y se hacían heridas, esta combinación hizo mis ángeles y demonios, no creo que yo sea una combinación de ángeles y demonios perfectos porque sería un genio, pero hasta donde yo he podido y he sacado como artista, creo que tienen qué ver con esa combinación de ángeles de un campo y demonios de un barrio donde había delincuencia.
La creación sobre temas sociales y el amor
Soy un enamorado de las cosas. He tenido siete relaciones de muchos años, me encanta tener relaciones bien, no soy un hombre que cambie constantemente de pareja, no me gustan. En cada una de esas parejas he sido feliz y he sufrido desengaños, eso te hace madurar desde el punto de vista de la perspectiva de lo que significa el amor, de lo que puede ser bueno o malo, también te enseña a que todo lo que ocurre en el amor es casi siempre bueno, aunque te hayan golpeado es bueno porque sientes, porque sufres, porque vibras, porque te hace sentir una persona con pasión, y es difícil pasarse la vida entera huyéndole al amor o al miedo que provoca enamorarse y que no te sean fiel, creo que esto te hace de una susceptibilidad tremenda en la vida porque uno experimenta la belleza de haber estado enamorado.
Creo que el desamor también enseña, he estado digamos en relaciones en las que de antemano sé que no pasará nada, y eso me ha provocado componer una canción. Me considero un autor que puede combinar estas dos cosas. De hecho compongo más la canción social que la canción de amor, pero he podido combinarlas sin sentir un canto romántico, he compuesto estas canciones: Como a mujeres, Dudas como espejo, Evocaciones. En ésta última le canto a la virgen de la caridad y la gente cree que es de amor, pero son a deidades.
Creo que hay un Polito Ibáñez que tiene una mirilla en su escopeta que le lanza fuego lo mismo al espectro social que significa como el blanco donde quiero dar y al corazón de los seres humanos que es en este caso el amor y donde también quiero dar.
--¿Qué significa, para ti, la existencia de FAOT?
Una oportunidad tremenda de venir, primero, con independencia de algunos detalles, extremadamente organizado. Me he sentido bien, la vez pasada y ahora. Todo aquí fluye y esto me hace sentirme un artista atendido, más que un artista importante. Creo que lo he asumido con humildad, porque soy humilde, aunque es complicado hablar de uno mismo, pero siento que soy así.
FAOT me ha tratado bien, y las personas que organizan este evento son muy respetables con los artistas y han organizado un evento, que yo sé que pudiera ser mejor, pero donde la experiencia mía y un grupo de músicos que traje el año pasado y otro grupo que traje ahora, me dice que hay una atención al proyecto, y que es un proyecto, aunque yo no venga nunca más, que debiera continuar por los artistas de este mundo, que tengan la oportunidad de venir.
Saludos, Carlos... nomás de pasadita, prometo regresar con más calma.
ResponderEliminarchilo, carnal. un abrazo. mambo rock.
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