viernes, 27 de enero de 2012

Tarde triste y feliz

Álamos- Aquí cabe la historia, los datos, el archivo fotográfico. Cabe también un bosque, una montaña, la ciudad de noche y llena de luces. Un grupo de señoras que apacibles ven la vida desde la banca de un parque.
Aquí la imaginación se dispara y mientras un grupo de niños se monta en los carros de la película el Rayo Mc Queen, dentro del auditorio, Federico Llamas Yépiz conversa con la obra del pintor Héctor Martínez Arteche.
En el interior del Museo Costumbrista de Sonora, dirección: Calle Guadalupe Victoria No.1 (mientras en la ciudad completa, Álamos, ocurre el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado), la mente de Federico construye historias, pasajes, atmósferas, un cúmulo de emociones.
Primera Luz es el título de la exposición con la cual se le rinde homenaje a Arteche como pintor. Y es un acervo de obra que data desde hace más de cuatro décadas de existencia la cual forma parte ahora de la tradicional Ruta del Arte.
Federico apenas completa sus primeros diez años sobre la vida, dos lustros de intensidad, de libertad para leer el surrealismo del pintor. En su conversación con los cuadros, el niño observa, analiza; él es oriundo de Navojoa, cursa el quinto grado de primaria en el Colegio Progreso, y el mayor sentimiento que le provoca la exposición en lo general, dice, es de paz.
Fuego negro es el título de un óleo sobre tela, y emergió de la creación del maestro Arteche en mil novecientos setenta. Cuarentaidós años después su propuesta discursiva dialoga con Federico, quien concluye que el contenido de esa pieza incluye: “Una montaña en la noche, lo azul es el cielo y (lo que hay en primer plano) es una mata seca”.
Una vez más el arte como una botella al mar, y después de atravesar la vida Federico la descorcha con la mirada, y aprehende el contenido de su interior. Se atreve a indagar e interpretar a más. La libertad dispuesta.
Federico recorre la sala, encuentra en ella un bosque de bambú, le transmite paz, comenta, y agrega que nunca antes visitó un campo similar. Continúa su recorrido, los ojos incesantes, sólo se detienen para encontrar “Una tribu dentro de sus chozas, me gusta verlo”. El cuadro se titula Ellas, está firmado con fecha de mil novecientos sesentaiocho, las mujeres sumergidas dentro de sí mismas construyen la choza que Federico inventa.
Luego a su paso encuentra un grupo de mujeres, “Sentadas, disfrutando la paz y el viento, alegres, yo las veo a legres”. El cuadro es un óleo sobre tela, El descanso, fue creado en mil novecientos sesenta.
Más adelante, con el murmullo de los infantes de la escuela primaria Bartolomé Salido inmersos en el Rayo Mc Queen, con la historia de automóviles parlanchines y heroicos, dentro del Ciclo de Cine para Niños, Federico encuentra la obra que más le gusta, “Porque está llena de vida y me da paz, me gusta verla”.
Federico acata la convocatoria de quien lo acompaña, entonces se dispone a leer el título del cuadro que le genera paz. Con los ojos a punto de estallar, lee en voz alta: “Tarde triste”. En su rostro se inscribe como leyenda la palabra incredulidad.

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