Carlos Sánchez
La cotidianeidad prendida de las pupilas, luego la
obsesión, posteriormente y el final de camino el pincel: colores para construir
historias.
Griselda Benavides Sechslingloff, se vale de todos los
recursos a su alcance para contar historias de colores. El sueño dentro de un
metrobús, la esperanza en la mochila, la mirada reflexiva de un niño no mayor
de seis años.
En la Galería Bicentenario, recinto de prestigio y un
espacio para decir, ver y sentir, Griselda tuvo el atino de la convocatoria, y
un miércoles por la noche las miradas en multitud escudriñando sobre su
propuestas plástica.
En las inauguraciones hay canapés, un poco de vino. Aquí
no hubo excepción y todos los presentes para conversar respecto de la obra
recién inaugurada, luego los comentarios, las aprehensiones, las lecturas sobre
la propuesta, el discurso de la pintora egresada de la Licenciatura en Artes
Plásticas de la Universidad de Sonora.
En esta exposición, Acumulación
de capas y personas (pintura, fotografía, animación), cabe la alegría, el
sueño, los meditabundos. Cabe la libertad de una tarde de lluvia y el amor
debajo de un paraguas.
Griselda en su propuesta plástica nos revela no sólo la
virtud de su mirada puesta en la cotidianeidad de los días, nos ofrece también,
acto de agradecer, la capacidad de transformar los avatares de todos los días
en una canción alegre y nostálgica.
Me explico: Griselda para revelarnos desde su interior la
posibilidad de construir mundos donde las tragedias constantes duelan menos, y
lo hace no sólo al contar historias de resistencia dentro de un vagón del
metro, por ejemplo, lo hace también desde la libertad ante el lienzo y teniendo
como herramienta un pincel donde montarse en un galope de caballo sobre la
infancia.
Quizá sea ese el argumento por el cual los espectadores,
amigos, familiares, adoradores de la plástica, se volcaran a la galería. Punto
de encuentro para el diálogo a través de las miradas, conversaciones respecto
de los temas de la vida, los que realmente importan, los motivos de Griselda,
compartidos con alegría.
Dice Ileana Diéguez, en su texto de presentación,
incluido en folleto-invitación:
“El arte, desde el siglo veinte ha hecho de los objetos y
fragmentos de la realidad materia creativa, instaurando el montaje como
estrategia de producción. Griselda Benavides se inscribe en esta trayectoria,
haciendo del collage dispositivos que caracterizan su joven poética virtual”.
Hete aquí un pedazo de mundo dicho a través de la
creación, desde la mirada de la artista plástica, abotagada de tanto ver y
sentir para después, irremediablemente, fabulosamente, contar con el pincel. Y
más allá, incluye también la búsqueda audiovisual en la animación.
Esa noche de miércoles, una botella de vino rota en el
umbral de la vida artística de Griselda. Hoy los espectadores para insistir en
su nombre, y esperar la vida para que el arte de la joven pintora nos otorgue
más motivos para coincidir.
La
exposición estará abierta hasta el 16 de mayo de 2013, horario de visita:
miércoles a domingo de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 20:00 hrs.
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