por Carlos Sánchez
La poesía se propaga. Busca diferentes maneras de penetrar en la humanidad. Es el arte escénico también consecuencia de la poesía, o la poesía naciendo con el cuerpo y la voz.
Poesida es un libro de poemas, de la autoría de Abigael Bohórquez. Y tal vez uno de los textos más valientes y conmovedores del extinto poeta, tanto por su contenido como por la osadía de tratar el tema, que no es cualquier cosa: el SIDA. Palabra honda.
Para celebrar el día de muertos, el Colegio de Sonora montó un altar en honor a Bohórquez, con ilustraciones de Nadia Contreras y Violeta Silva. Trazos exactos y poemas en mamparas cobijando el altar.
Cereza en el pastel fue el trabajo escénico presentado por alumnos de Diplomado en Teatro de la Universidad de Sonora: ellos dirigidos por Jorge Rojas Fernández.
Siempre será grato encontrar la búsqueda en los ojos de los que pretenden decir. Los actores dramatizando textos de Poesida, logran con sus cuerpos y su voz la narración de esos textos épicos que no dejan de tocar la crueldad, de manera que cimbran al espectador.
Son los textos construidos con esa fortaleza que tocan la puerta del corazón. Y nos lo exprime. Son los cuerpos de los actores sugiriendo la muerte perenne.
Existen en esta puesta de Poesida, la virtud del atrevimiento, la ruptura con los escenarios convencionales, la inteligencia de la escenografía e iluminación. Pocos elementos, sólo los necesarios para marcar el cuerpo en movimiento y transmitir las emociones.
Esa noche de empezar noviembre y celebrar la existencia de la muerte, el COLSON se llenó de poesía. Y los aplausos fueron para los teatreros. Y El director de la dramatización de Poesida , Rojas Fernández, se pregunta: ¿Abigael estaría feliz de ver este trabajo?
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