sábado, 14 de noviembre de 2009
El último periodista cultural
José Lius Espinoza era, con mucho, el mejor entrevistador del diarismo cultural
Después de tres años sin noticias suyas, Jorge Luis Espinosa me llamó una tarde para invitarme a que presentara su libro, un volumen que antologa más de veinte años de trabajo periodístico. Cuatro días más tarde recibí en la oficina un ejemplar de En memoria del fuego. Cuatro días después, alguien me llamó para decirme que Espinosa había fallecido. No se trata de una simple frase: Jorge Luis era el último periodista cultural que hubo en México. Con su muerte llegó a su fin una era. Lo que viene atrás, salvo algunas excepciones, es la improvisación, la ignorancia, la mediocridad. Tuve el privilegio de trabajar con él en El Independiente y luego en El Universal. Era, con mucho, el mejor entrevistador del diarismo cultural. Se había forjado en la vieja escuela: era incapaz de presentarse a una entrevista sin haber leído y subrayado la obra del entrevistado. Era un periodista que valoraba la erudición en un medio donde la erudición suele ser vista como un estorbo. Era un periodista que valoraba el estilo, en un medio donde el estilo está subordinado a las urgencias de la información.
Una tarde se despidió de mí. Dejaba el periodismo y sus sueldos miserables para irse a trabajar a una oficina de comunicación social. No olvido lo que me dijo: “Es horrible no poder vivir de tu trabajo”. Intenté detenerlo, hablé con los directivos del periódico: no podíamos dejar ir al mejor periodista cultural. No obtuve resultados. El vacío que dejó está a la vista. Ignoro cuánto tardaremos en volver a tener un periodista de ese tipo.
El día de su velorio encontré nuevamente las caras que me han acompañado a lo largo de la vida. Los periodistas peor pagados y más maltratados del medio. Los periodistas que han luchado contra todo para mantener encendida, en las páginas de los diarios, la luz de la inteligencia. Los primeros en ser corridos y recortados. Las víctimas eternas de las crisis eternas. Recuerdo unas líneas de Gabriel Zaid: la cultura le puso casa al periodismo mexicano y ahora vive como arrimada en la casa del periodismo mexicano. Cuando más, se le confina en los sótanos, los cuchitriles, los desvanes.
La voluntad narrativa fue la mejor tradición de nuestro periodismo. Hoy los diarios han desterrado esa tradición de sus páginas. Jorge Luis Espinosa fue uno de los últimos reporteros que la cultivó. En verdad ha terminado una era. Revisar las planas culturales es llegar a la conclusión de que sólo quedan los bárbaros. Sólo queda el desierto.
Héctor de Mauleón • demauleon@hotmail.com
Bien sentida la crónica...Chingona. Y hablando de periodismo cultural un link: http://pecesycerdos.blogspot.com/
ResponderEliminarSaludos.