viernes, 27 de septiembre de 2013

Técnica y sensibilidad, la suma de sus fotos



Fausto Ibarra, In memoriam, dieciséis años de fotografía


 Carlos Sánchez

La fotografía trasciende el instante del disparo. La amistad la enaltece. Y es un venero a la memoria de quien se dedicó al oficio de retratar el día y sus circunstancias.

En el Kiosco del Arte, el miércoles veinticinco de septiembre por la noche, la reunión fue de amigos, y de adoradores de la fotografía. Allí para recordar y analizar las propuestas de Fausto Ibarra (QEPD), quien ejerciera su oficio de reportero gráfico para el periódico El Imparcial.

Entrañable amigo, comprometido fotógrafo. Sus amigos para organizar esta exposición que se intitula Fausto Ibarra In Memoriam, dieciséis años de Fotografía, y se realiza en el marco de Fotoseptiembre, organizado desde Instituto Sonorense de Cultura.

Los amigos, entre ellos Alonso Castillo, Alejandro Gutiérrez, Claudia Miranda, Julia Astrid Enríquez, son algunos de los responsables de que esta exposición ocurra. Aquí una conversación con Julia Astrid, compañera de tránsito por la ciudad, en la búsqueda de fotos al lado de Fausto, cuando ambos se dedicaban a fotografiar la realidad para medios impresos.

--¿Julia, cuál es la importancia del trabajo de Fausto?
                                                 
--Su trabajo es muy variado, ya que cubrió varias fuentes de información. En esta exposición en su honor encontramos mucho trabajo de la frontera, ya que estuvo asignado a Nogales por cuatro años, aquí los instantes de motines, cateos, migrantes, que Fausto pudo captar. También hizo muchas coberturas relacionadas con la guardería ABC, viajó a Sacramento cuando se llevaron al hospital Schriners a los niños con quemaduras. Hizo un amplio trabajo para la sección Espectáculos de El Imparcial, así como de deportes.

Era un fotógrafo muy versátil al que le confiaban las coberturas más importantes del medio en el que trabajaba. Sumaba técnica y sensibilidad en sus fotos, es algo que se percibe al ver sus imágenes. 

--¿Cuándo conversaban, qué decía respecto de la fotografía, su trabajo?

--A él le gustaba mucho lo  que hacía, había coberturas muy difíciles pero entendía su trabajo como algo que le apasionaba, no lo escuché quejarse, aunque a veces el trabajo era muy duro, sin horario fijo, con coberturas foráneas, nunca se quedaba quieto. Pero eso le gustaba a él, la posibilidad de conocer cosas nuevas. Conoció y disfrutó su trabajo, nunca decía que no.

--¿Qué foto es la que más te impresiona o gusta de Fausto?

--Hay una de un motín en el Cereso de Nogales donde hay varios internos con palos en la mano enfrentándose a la policía. Ellos a su vez les están disparando. Me impresiona mucho esa foto porque no se movió del lugar, estaba casi en medio de lo que estaba sucediendo, se percibe en la foto. Esa foto dice mucho de la entrega que tenía por su trabajo.

--¿Cómo fue el proceso de selección de su obra para esta exposición?

Su esposa Claudia Miranda y el fotógrafo Alonso Castillo se encargaron de buscar en el archivo personal de Fausto. Él tenía todo su material bien ordenado y clasificado por fecha en discos y carpetas en su computadora. Fue un trabajo que llevó meses de revisión.

--¿Por qué se mueren las buenas personas?

Fausto era único por su calidad humana. Un excelente amigo con el que siempre podías contar, como decía él sus amigos eran perfectos. Estaba siempre dispuesto a hacer un favor, evitaba la confrontación. Es un tipo de persona que es difícil de encontrar, por eso se le extraña tanto. Llevó su enfermedad con valor y eso es de lo que más admiro de él, que eso nunca lo detuvo para hacer su trabajo, incluso hasta la última vez que lo vi nunca se quejó, al contrario, siempre pensó positivo, era muy fuerte y te transmitía esa fuerza.

--¿Qué foto le hubieras tomado que no le tomaste a Fausto?

--Afortunadamente tengo muchas fotos para recordarlo como era, en la convivencia con los amigos, ameno, y siempre con una sonrisa.


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