viernes, 21 de marzo de 2008

Publicar poesía de jóvenes autores es una batalla con tintes heroicos en México


por Fabiola Palapa Quijas


Escritores mexicanos consideran que el arte poético permite ver al mundo mediante las palabras, y al tratarse de una manifestación espiritual y emotiva, contribuye a humanizar a la sociedad frente a la destrucción y el empobrecimiento brutal del lenguaje que utilizan políticos, publicistas y medios de comunicación.

No obstante que la poesía es una actividad vigorosa que florece con las nuevas generaciones de poetas, en México “se libra continuamente una batalla –a veces de manera heroica– para publicar obras poéticas con tirajes de 500 y mil ejemplares”, ya que para la industria editorial es una expresión marginal con escasos lectores.

Por su virtud de no sometimiento al mercado, los poetas se dejan llevar por el verso para escribir sobre cualquier tema; nada está prohibido ni existen palabras exclusivas, sin embargo, como señala David Huerta, siempre olvidan expresar lo que significa una guerra, porque a lo largo de la historia simplemente se han dedicado a cantarle.

Persiste, añade el autor de Incurable, una crisis permanente que tiene nombre, apellido y fechas precisas. Una “posible ayuda” del arte poético es “permitirle a las personas, ver el mundo mediante las palabras, porque logra presentarlas más diáfanas, transparentes y comunicativas”.

Agrega que si la poesía purifica el lenguaje o conserva los sentidos más precisos, puede ayudarle a la gente a vivir.

“La poesía puede salvarnos de toda esta estupidez que nos rodea, debido a la circulación de los mensajes políticos, publicitarios y de los medios de comunicación, que están llenos de mentiras y de vulgaridades.”

Juego con palabras y lenguaje

Uno de los principales temas que omite el quehacer poético es la guerra. A lo largo de la historia sólo se le ha cantado, dice Huerta.

“El pacifismo de los poetas es un invento del siglo XIX. Desde el padre Homero hasta un poco antes del movimiento romántico, los vates han sido especialmente bélicos, pero a raíz de la Primera Guerra Mundial se transgredió esto y, probablemente, miles de poetas jóvenes murieron estúpidamente en las trincheras. Posteriormente, con la Segunda Guerra Mundial fallecieron más autores, así que la obra poética de los pasados 150 años está desencantada ante la falta de promesas de la civilización.”

Enfatiza: “El verdadero poeta debe preocuparse por el acontecer, la política, el cine, el deporte, la conducta de las personas en la calle, sus vecinos y los paisajes”.

Respecto del lugar que ocupa la poesía dentro de la industria editorial, Huerta dijo que es admirable cómo existen personas que publican sus poemas a pesar de lo ominoso y amenazante de la crisis para las publicaciones. “Si comparamos la situación de México con otros lugares de América Latina, vemos que aquí se libra continuamente una batalla, a veces de manera heroica, para publicar y conocer el arte poético de los nuevos autores”.

Deslinda: “No estoy de acuerdo con los poetas cultos, porque muchos cantantes populares han hecho grandes contribuciones al conocimiento de la humanidad. Los cantos populares y sones jarochos son algo de poesía, como los juegos de palabras a los que somos afectos los mexicanos; la poesía es un juego con las palabras y el lenguaje”.

El poeta Hugo Gutiérrez Vega, por su parte, considera que la poesía es una manifestación de lo espiritual y una manifestación de lo emotivo, que acompañado de la perfección formal o de lo que han dado en llamar estilo, puede sin duda humanizar a la sociedad.

En opinión del coordinador del suplemento La Jornada Semanal, “la poesía fue en la época clásica, griega, romana y la Edad Media, una poesía de masas; la gente acudía a escuchar a los poetas o a los juglares, pero desde el siglo XIX, la poesía se encierra en lo que Octavio Paz llamaba la catacumba”.

En la actualidad, observa Gutiérrez Vega, la poesía es un género literario visitado por pocos, “pero me he dado cuenta que entre los jóvenes existe una especie de reanimación del gusto por la lírica. No sabría explicarlo, tal vez les gusta para huir de la vulgaridad, de la vida contemporánea, de los medios masivos, de toda la tontería que los rodea, y buscan la poesía como una dimensión de lo humano”.

Ubica: “Ramón López Velarde es el iniciador de la poesía moderna de México, y con sus adjetivos absolutamente originales y novedosos dio un nuevo tono al arte poético. Se ha dicho que es un poeta que trasciende la provincia, que va más allá de todo lo anecdótico.

“Lo importante en su obra es la visión de la realidad expresada de forma poética. Yo le he llamado el padre soltero de la poesía mexicana, porque de alguna manera, todos somos sus hijos y sus herederos.”

De acuerdo con Gutiérrez Vega, “después de Pablo Neruda no hay tema prohibido para la poesía ni palabras exclusivas. Neruda amplió el panorama y fue capaz de escribir una receta de cocina y de describir un basurero. La poesía no tiene barreras y está en todos los campos y en todos los aspectos de la vida humana.

“La poesía ha sido fundamental en mi vida, me ha permitido acercarme a los seres, pero sobre todo, ha sido un gozo nombrar las cosas.”

Dialéctica entre emoción y razón

Para el poeta José Ángel Leyva, la poesía ayuda a tener una conciencia más clara de nuestra situación en el universo. “Representa la vida y la conciencia de ese paso definitivo que es la muerte, esa verdad irrenunciable y esa verdad que es única e irrefutable”.

Explicó que independientemente de la forma de vida de los poetas, expresan siempre una verdad, y en ese sentido las temáticas que abordan “siempre serán las mismas”: la preocupación de la vida, la muerte, el dolor y el amor.

“La poesía –agrega– es esencialmente emoción, pero la emoción sin la razón tampoco tiene sentido; se trata de una realidad dialéctica. Pero en la poesía domina más la emoción que la razón, claro, sin restarle la importancia que tiene esta última”.

Otro poeta, Eduardo Casar, afirma que la poesía es la verdadera danza del lenguaje que contribuye a humanizar, y representa también la parte lúdica del lenguaje. “La poesía es una fiesta y los poetas son los que bailan con el cuerpo y también con el lenguaje”.

El escritor y periodista Nicolás Alvarado afirma que “en términos del mercado lector, la poesía incluso es una expresión marginal, porque tiene pocos lectores y, por tanto, parece un asunto de grupo reservado o de elite. Si pensamos que un tiraje promedio de poesía está entre los 500 y mil ejemplares, tendremos una situación bastante preocupante, al menos en términos de la nueva poesía. Por supuesto, se venden ediciones comerciales o antologías con ciertos temas como los poemas de amor o los dedicados a la madre.

“Pero el mercado para la gran poesía contemporánea es muy marginal, esto en paralelo a una actividad muy vigorosa en México, porque tenemos muchos poetas y muy buenos, sin embargo, de lo que no goza este mercado es de lectores.

“Los propios medios de comunicación hemos etiquetado a la poesía como algo muy lejano de la experiencia de vida del lector, y eso es trágico, porque precisamente si de algo trata la poesía y si de algo se alimenta la poesía, es la experiencia de la vida humana.”

La poesía, define Alvarado, es el punto medio perfecto entre la filosofía y la literatura. Es un vaso comunicante entre la sociedad y permite reflexionar sobre cuestiones más directas, más evanescentes, más abstractas. Ésa es la poesía.

“Si hay un espacio que permite jugar con el lenguaje, festejar con el lenguaje, cachondear el lenguaje, también es la poesía; sería inconcebible para mí escribir narrativa o ensayo sin el influjo poético.

“Cualquiera que aspire a ser escritor y ha tener una relación con el lenguaje, debe ser lector de poesía.”

1 comentario:

  1. pensé que daría una editorial que publique poetas jóvenes

    también creí que algún dios nos daría un apocalipsis en copa de martini para calmar el polvo del presente

    y la sombra de un gato

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