sábado, 15 de septiembre de 2007

claudicar


el óxido entró hasta el pecho. pude ver la derrota, el claudicar involuntario del metal que antes fuera un barco. me recordó al alción de la última escala del tramp stemer. comprender el dolor de mutis vino en ese instante. se abotagaron los ojos. repartí el filo de la herida para con los asistentes a la presentación de señales versos, allá en el instituto tecnológico de guaymas. me abrazaron todos con preguntas, comentarios inquietos en el deseo de saber. me abrazaron después la pina y el bruno, la laura y el manuel, la claudia. me llevaron de la mano por ese puerto donde la violencia es constante. paradoja porque la solidaridad rebasa. son sus habitantes un ancla en la necesidad de volver. está el color del óxido dentro de mis ojos. inclinada la posición de lo que antes fuera un barco que no termina de ahogarse. está cortando la respiración desde ese encontronazo. continúa el estruendo. la carretera y la música nada han podido hacer para amainar la crueldad de la deserción de la vida. hay un barco que me enseña el camino por donde voy. sé que pronto lo alcanzaré. (carlos sánchez)

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