jueves, 6 de noviembre de 2008

En el mercado


Texto y foto: carlos sánchez

En el mercado se construye la vida. A las cinco de la mañana amanece el día. El ruido del candado abriendo las puertas es la existencia de quienes con su esfuerzo ganan el salario, la manutención.En el mercado municipal confluyen diversas tradiciones, distintas culturas. Pero los objetivos siempre son similares: trabajar por el amor  a la familia y su ciudad.Hay dentro de su arquitectura la atmósfera que construye el pueblo. Se debate en torno de una taza de café, en el olor de las verduras y las frutas, los temas del día, las noticias que interesan a la sociedad.Se cambia de semblante ante un plato de menudo, pozole, gallina pinta, tacos de cabeza, barbacoa. Con un refresco de cola, agua de horchata o una malteada, especialidad de la casa.Los pasos de los ciudadanos son el ritmo del esfuerzo, es el latido del corazón de esta ciudad, nuestra ciudad. Visitar el mercado municipal es encontrar las postales del trabajo permanente, la conversación siempre dispuesta. El mercado es la chistera del mago, de donde los ciudadanos podemos extraer un kilo de frijoles, un pedazo de carne, un filete de pescado. También podemos encontrar los ingredientes para una buena guarnición en el plato: papas, zanahorias, calabacitas, arroz. Y el postre: plátanos, manzanas, peras, melones, sandías, papayas.Se busca en el mercado los motivos para seguir en la vida. Se encuentra la suerte en un cachito de lotería, en la mirada tierna de un comerciante, en las palabras llenas de experiencia de esas personas que tienen los años como argumento.En el mercado se resuelven los problemas cotidianos de la dama de casa, una aguja y el hilo del color necesario está en la mercería. O el sombrero de palma a la medida para el jornalero. En Hermosillo existe la tradición de la lectura, prueba fehaciente son los años de ese puesto que oferta publicaciones, revistas y periódicos, es allí donde a diario asisten los ciudadanos por sus ejemplares predilectos.Dicen que en nuestra ciudad se cocina de manera ejemplar el tradicional menudo. Es tanta la aceptación de los comensales, que el escritor Facundo Bernal, algún día residente en el barrio del Cerro de la Campana, escribió este soneto en honor al delicioso platillo:Oh sabroso menudo, te saludoEn esta fresca mañanita aurora,En que reclamo alimento algunoPues creo que ya es horaEn que tú estás cocido, y yo estoy crudoManjar tan delicioso jamás pudoPoner en su mesa una señora,Solamente si es ama de SonoraLa tierra favorita del menudo.Por eso te respeto y te saludoPor eso te regalo este soneto,De tu grato sabor de alabanza,Por llevar los cinco componentes:Caldo, maíz, patas, tripas y panzaEn el mercado municipal se construye también nuestra historia. Pásele, por favor.

1 comentario:

nacho dijo...

Es cierto lo que dices, los "letrados" tienden a pensar que la cultura popular (comics, Stefanía, Corín Tellado) no cuentan, pero no hay modo de sostener que la gente "no lee", eso sí.
El soneto de Bernal dio en el clavo y creo que su único punto flaco es que no menciona el chiltepín, je.
Saludox. nacho mondaca