sábado, 14 de febrero de 2009

Borges seguirá en Ginebra




por SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ / El País

La diputada argentina María Lenz, que impulsaba el proyecto para que el Parlamento argentino reclamara la repatriación de los restos mortales del escritor Jorge Luis Borges, ha abandonado la idea de someter una iniciativa semejante ante la Comisión de Cultura del Congreso. Según explicó ayer a EL PAÍS, la diputada mantuvo el pasado jueves una conversación de hora y media con la viuda de Borges, María Kodama, que no desea que se muevan los restos del escritor, enterrado en Ginebra (Suiza).
"Nunca quise plantear la eventual repatriación de los restos de Borges como un hecho traumático, que diera origen a una polémica ni que causara angustia a nadie", aseguró Lenz. "María Kodama es la heredera universal de Borges y pretender hacer algo en contra de su voluntad es absurdo. Sería ponerme en contra de la institucionalidad", aseguró. "No se trata de retirar ningún proyecto, porque nunca llegué a presentarlo formalmente en la Cámara, pero sí de decir que abandono la idea".
María Lenz, una joven diputada de la mayoría oficialista (peronista), muy vinculada a proyectos culturales, había planteado la posibilidad de impulsar la repatriación de los restos de Borges y otros dos ilustres argentinos que murieron en Europa: el escritor Julio Cortázar, enterrado en el cementerio de Montparnasse, en París, y el músico Alberto Ginastera, uno de los más grandes compositores de América Latina, que se trasladó a Europa en 1970 y que está también enterrado en Suiza. El proyecto fue concebido como una forma de rendirles homenaje. "Hay muchas maneras posibles de homenajear a Borges y su repatriación era sólo una de ellas. Kodama y yo hablamos de la posibilidad de crear un museo con algunos objetos y manuscritos". La calle en la que nació Borges, en Buenos Aires, lleva ahora su nombre. Su memoria es también notoria en algunos cafés o restaurantes a los que acudía, pero no existe un museo dedicado al escritor, aunque una amplia colección documental relacionada con él se encuentra en la Fundación San Telmo, en pleno centro histórico.
Lenz no quiso entrar en polémicas sobre dónde hubiera querido ser enterrado Borges. Uno de sus biógrafos, Alejandro Váccaro, mantiene que el escritor deseaba descansar en el famoso cementerio porteño de La Recoleta y recientemente se ha insistido en unas declaraciones que Borges efectuó para un documental en el que recorría ese cementerio y expresaba su deseo de ser enterrado allí. Todo eso ocurrió, sin embargo, en los años sesenta, cuando aún no había decidido marcharse de Argentina ni solicitar la ciudadanía suiza. Su esposa, María Kodama, que le acompañó en sus años finales y en ese exilio voluntario, se ha mostrado siempre partidaria de dejar en paz sus restos mortales en la ciudad donde murió. Borges, que siempre imaginó el paraíso como una especie de biblioteca y que creía que "la muerte es una vida vivida", seguirá reposando en su amada Ginebra.

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