jueves, 8 de abril de 2010

volver


Regresé a la granja San Antonio. Aquí viven morritas que satisfacen una condena. Es una prisión que cumple con el adagio de cárcel de oro. Brilla el lugar con el gorjeo de palomas. Hay una fuente en el corazón del territorio. Una maseta (en el pilar de ella es que escribo ahora), y dentro una benjamina.
Muchos días ha desde mi ausencia de este recinto para la readaptación. Porque hubo una vez el grito de la prepotencia, el acceso denegado nomás para ejercer el poder y arrebatarme la posibilidad del aprendizaje del dolor de las morritas en cautiverio.
Se llamaba Rafael Netzahualcóyotl. Gritaba a la menor provocación. O sin argumentos. Era el encargado de la seguridad que para él significa un golpe al rostro de los menores infractores, en el Centro Intermedio, o el castigo en las celdas allá retiradas de la luz del sol.
Se llamaba y ahora he vuelto a la granja San Antonio. El cerrojo corrió hacia la izquierda y mis ojos, mi voz, otra vez encontrando las vidas adolescentes. Que se tragan el mundo de sólo verlo.
Llegaron hasta la prisión después de un impulso, de un cuchillo que brilla para la defensa, ante el temor. Están para contabilizar los días. Saben de memoria y puntuales las cuentas para saber cuántas noches les faltan por dormir encima de un hule-espuma.
Al concluir lo que es mi primera sesión de literatura, en este reencuentro, las morritas me han echado el lazo para que les acompañe al comedor. Y ensalada de pollo, espagueti, frijoles. Poca madre. Agua de fresa.
Una de las morras es de Caborca, y sabe lo que significa una rivotril explotando en el cerebro. Otra viene de la frontera, y también conoció a sus diecisiete la inocencia de pecar contra el prójimo en el quinto mandamiento.
Así los instantes para la reflexión dentro de la granja. Así la necesidad de volver para aprender que del dolor también se forjan las vidas. De a poco seguirá el gorjeo de las palomas. Las morritas en sus días, acomodando letras con lápiz sobre el cuerpo y la mente tras las rejas. Yo contando los días que forman una semana. Y volver.