jueves, 18 de abril de 2013

Historias de colores




Carlos Sánchez

La cotidianeidad prendida de las pupilas, luego la obsesión, posteriormente y el final de camino el pincel: colores para construir historias.

Griselda Benavides Sechslingloff, se vale de todos los recursos a su alcance para contar historias de colores. El sueño dentro de un metrobús, la esperanza en la mochila, la mirada reflexiva de un niño no mayor de seis años.

En la Galería Bicentenario, recinto de prestigio y un espacio para decir, ver y sentir, Griselda tuvo el atino de la convocatoria, y un miércoles por la noche las miradas en multitud escudriñando sobre su propuestas plástica.

En las inauguraciones hay canapés, un poco de vino. Aquí no hubo excepción y todos los presentes para conversar respecto de la obra recién inaugurada, luego los comentarios, las aprehensiones, las lecturas sobre la propuesta, el discurso de la pintora egresada de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora.

En esta exposición, Acumulación de capas y personas (pintura, fotografía, animación), cabe la alegría, el sueño, los meditabundos. Cabe la libertad de una tarde de lluvia y el amor debajo de un paraguas.

Griselda en su propuesta plástica nos revela no sólo la virtud de su mirada puesta en la cotidianeidad de los días, nos ofrece también, acto de agradecer, la capacidad de transformar los avatares de todos los días en una canción alegre y nostálgica.

Me explico: Griselda para revelarnos desde su interior la posibilidad de construir mundos donde las tragedias constantes duelan menos, y lo hace no sólo al contar historias de resistencia dentro de un vagón del metro, por ejemplo, lo hace también desde la libertad ante el lienzo y teniendo como herramienta un pincel donde montarse en un galope de caballo sobre la infancia.

Quizá sea ese el argumento por el cual los espectadores, amigos, familiares, adoradores de la plástica, se volcaran a la galería. Punto de encuentro para el diálogo a través de las miradas, conversaciones respecto de los temas de la vida, los que realmente importan, los motivos de Griselda, compartidos con alegría.

Dice Ileana Diéguez, en su texto de presentación, incluido en folleto-invitación:
“El arte, desde el siglo veinte ha hecho de los objetos y fragmentos de la realidad materia creativa, instaurando el montaje como estrategia de producción. Griselda Benavides se inscribe en esta trayectoria, haciendo del collage dispositivos que caracterizan su joven poética virtual”.

Hete aquí un pedazo de mundo dicho a través de la creación, desde la mirada de la artista plástica, abotagada de tanto ver y sentir para después, irremediablemente, fabulosamente, contar con el pincel. Y más allá, incluye también la búsqueda audiovisual en la animación.

Esa noche de miércoles, una botella de vino rota en el umbral de la vida artística de Griselda. Hoy los espectadores para insistir en su nombre, y esperar la vida para que el arte de la joven pintora nos otorgue más motivos para coincidir.

La exposición estará abierta hasta el 16 de mayo de 2013, horario de visita: miércoles a domingo de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 20:00 hrs.


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