domingo, 23 de diciembre de 2007

baica

Las bicicletas tienen piñón y desviador
sube la velocidad mientras desciende el impulso
vuela la greña cuesta arriba en el barrio
los pedales traen con esfuerzo vida
azules los cuernos y el asiento sumergido
las bicicletas son el triunfo del viento en el rostro
la distancia más cercana.

Pedaleábamos hacia el Palo verde
habían las minifaldas moviéndose
eran morras de otros morros
nos escupían piedras
porque robábamos flores de jardines muertos
besábamos el polvo desbocados
y encontrar la luz en el poste de la esquina.

Las bicicletas tenían canastas para el litro de leche
diablos en el eje trasero donde trepar las niñas
chavindas en los manubrios
eran nuestros caballos y la gorra un sombrero
los tenis sin espuela domaban las horquillas
girábamos en un pequeño pedazo de concreto
malabares en el centro del baldío.

Un día los rayos del rín delantero abrieron la piel
otro día la cara tuvo un parche en el ojo
el yeso adornando un brazo
fue la loma un reto para estallar en el viento
ganarlo todo significaba permanecer suspendido
la adrenalina otra vez en los ojos
volviendo al callejón con el cigarro encendido

Las bicicletas están ahora detrás de la casa
arriba del techo alimentando el óxido
las llantas son tierra seca y vestigio de adolescencia.

carlos sánchez

3 comentarios:

Nina Mier dijo...

Querido Carlos, justo recordaba cuando de niña me "amanecía" una bicicleta y no me duraba ni un mes porque la agarraban mis hermanos y se las robaban los vago del barrio.
Un abrazo y un beso muy aprentado por estos días y un mágico año 2008. Que tus terruños estén llenos de dulces, chocolates y pastel. Con mucho cariño, siempre. Todos los días revisamos tu blog y aveces, cuando no escribes, reelemos lo que ya está... ¡felicidades por todo!

Unknown dijo...

Es increíble cómo el son de tu palabras nos borra del presente y nos devuelve esos valiosos recuerdos del pasado, eso se agradece.

Unknown dijo...

Nunca tuve una bicicleta, mi infancia fue de pelotas de plástico y de muñecas heredadas sin manos o pies. Sus palabras me transportan a aquellos momentos en que esos juguetes rotos me hacían muy feliz.