martes, 8 de enero de 2008

vientro

Soy la inconciencia de la tarde sobre un camión urbano. El atropello de dos gallinas en la calle. Un barrio periférico cuyas muñecas huérfanas observan a las niñas jugando con palabras. Un dolor tiene mi nombre cuando lo anuncia el viento que se pone al final del día. En los pedales del triciclo recolectando botes de aluminio se resume la vida. Avanzo hacia mí de manera abrupta. Duele el encuentro con la ausencia de lo que fui. Jugar.(cs)

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