lunes, 2 de enero de 2012

Matar, en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara




Los asesinos congregan a los amantes de la lectura. En sus asientos, los espectadores para enterarse del móvil del crimen.
Las voces criminales desde las páginas de Matar, libro del escritor sonorense Carlos Sánchez, se aposentaron en la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara, en el marco del VII Encuentro Internacional de Periodistas.
Sábado por la tarde y ya un río humano en las arterias de la feria desfilando hacia el encuentro con aventuras. Y en la Sala D Internacional, los crímenes cometidos en la frontera, en la capital, en el desierto de Sonora, están prestos para la reseña en voz de los presentadores: Eduardo Ramos, Luis Alberto Medina, Alejandro Almazán, Diego Osorno, periodistas de cepa y compromiso social.
Eduardo Ramos toma la voz, cita la trascendencia de las letras, el estilo, las historias contenidas en Matar, y cita también al periodista Imanol Caneyada, quien días antes, en otra presentación, advirtió que el libro de Carlos Sánchez es el mejor escrito en el género de periodismo narrativo en el estado de Sonora.
Eduardo Ramos se atreve, ante los espectadores, quienes al final de cuentas tuvieron el privilegio de la presentación, porque muchos no pudieron acceder por falta de espacio, y argumenta el esfuerzo del autor, el mismo que se introdujo a las penitenciarías, por años y años hasta recabar los testimonios que acuerpan el ejemplar.
Por su parte, Luis Alberto Medina, crítico, analista, agudo en sus comentarios, es contundente al pasar la revista a las cárceles, las cuales, dice: pone en evidencia el escritor en este libro, reta al sistema penitenciario, lo exhibe en su incapacidad ante el objetivo que le compete y que es la rehabilitación de los presos.
Diego Osorno, regiomontano, investigador, autor del libro El cartel de Sinaloa, expone las habilidades del escritor Chileno Roberto Bolaño, y cita los Detectives salvajes, rememora los crímenes ficticios, da un paseo por las locaciones que recrea Bolaño en su obra, incluso en el libro 2666, esos lugares de Sonora.
Comenta la inteligencia, la seducción en la pluma de Bolaño, y concluye que en la lectura de Matar encontró los asesinos de carne y hueso, a diferencia de los asesinos ficticios que se hospedan en las páginas de los Detectives salvajes.
Alejandro Almazán, quien recibiera en la FIL mención honorífica en el premio de periodismo Fernando Benítez, lee una microcrónica contenida en el libro de Sánchez. Señala el escritor, la puntualidad en la redacción, el estilo. Y cita:
Encontré a Carlos Sánchez en los pasillos de la feria, y me llamó la atención su franqueza al momento de regalarme un libro, pero antes preguntarme: ¿te interesa o te vale madre? Sobre todo porque el escritor siempre desea regalar sus libros, pero éste primero pregunta, entonces me dije: ah, cabrón pos de qué está hecho este cabrón.
Y hace rato –continúa Almazán,- mientras comíamos, conversé con Carlos, y le hice preguntas que ahora las hago de nuevo, con el objetivo de que empiece la conversación con el escritor, porque él es el quinceañero ahora, y es importante que ustedes también conversen con él, por eso haré preguntas y después, espero, que ustedes también las hagan.
La primera pregunta de Almazán: ¿Cómo hiciste para escribir, partiendo de que no fuiste a la escuela, es decir que no estudiaste una carrera?
Carlos Sánchez para decir, responder:
De niño, a los seis años de edad, vendía periódicos, y no sé por qué razón pero seguido me decía, cuando sea grande escribiré en estas páginas. Fue muy raro, porque no sabía siquiera si estudiaría o no, pero así fue. También escuchaba la radio al lado de un tío que estaba ciego, mi tío Josesito, escuchábamos Porfirio Cadena, el ojo de vidrio, y mientras oíamos yo me decía, algún día yo también hablaré en la radio, a ver cómo le hago, pero me tengo que hacer chiquito para meterme ahí, yo pensaba en ese tiempo que los que hablaban eran personas pequeñitas que se metían en los aparatos.
Después crecí y un día me dije, quiero escribir, me puse a hacerlo, no fue fácil, porque sin herramientas de lectura uno no pude escribir.
Ante la advertencia de los organizadores, que ya pocos minutos para la conclusión de la presentación, los asistentes lanzaron preguntas: ¿Qué recomienda para los jóvenes que queremos hacer periodismo, algún consejo? ¿Cómo es el comportamiento de los abogados de oficio en las cárceles? ¿Por qué tú no te convertiste también en asesino?
El escritor sonorense alcanzó a responder cada una de las preguntas, los argumentos fueron claros, excepto en el que concierne respecto de por qué él no se ha convertido también en un asesino viniendo de donde viene, un lugar bravo de Hermosillo, donde la delincuencia se quedó a vivir para siempre.
Carlos en la búsqueda de su respuesta sólo atinó decir: No sé qué suerte me ha impedido convertirme en un asesino más.
Después vinieron los comentarios de pasillo, la firma de libros, la foto para el recuerdo, y ese sabor a deseo por continuar la charla.

1 comentario:

Ramón I. Martínez dijo...

Carlos Sánchez (me consta) está hecho de una sola pieza, lo admiro, tiene ese extraño talento que tanta falta le hace a la mayoría de los escritores: Observar, escuchar, hacerse parte, solidario. Quien lo lea, no se arrepentirá. Merece mayor atención, es genial.