lunes, 10 de junio de 2013

La fotografía me enseña a mirar



Miguel Galaz y sus anécdotas de fotógrafo, entre la que destaca esa conversación con Luis Donaldo Colosio, quien alguna vez le comentó que le habría gustado dejar la política para convertirse en fotógrafo

                
Carlos Sánchez

Un día lo miré con los ojos abotagados, contándome el recuerdo de una foto atrapada, construida, desde sus ojos. Pero antes lo había visto en un evento artístico, en otro más. Y así todos los instantes, con su cámara al hombro, retratando la vida como una vocación definitiva.

Entonces supe que a Miguel Galaz lo eligió la fotografía. Entonces me atreví a correr el riesgo de pedirle una entrevista, enterado de su humildad y de la posibilidad de la negación para hablar sobre su trabajo, me arriesgué. Y qué bueno, porque aquí y ahora los lectores encontrarán los motivos de un fotógrafo cuyo archivo es imprescindible en la historia del arte en Sonora.

A Miguel le viene el recuerdo de su primer contacto con la fotografía, y la cuenta también con esa misma alegría de la primera vez:

“De la primera cámara no recuerdo, lo que sí recuerdo es que mis hermanos, que fueron fundadores de los canales de tv locales 12 y 6 llegaban a la casa con cámaras y rollos de películas tanto de cine como de foto, y nos ponían a jugar carreras a mí y a mis amigos para ver quién enrollaba primero tantos metros de película. Las cámaras mías eran una caja de zapatos y yo metido en una caja de madera de un rollo de cable que dejó la Comisión Federal de Electricidad tirada  y de ahí cazaba lo que pasara por ahí, generalmente eran cachoritas (lagartijas) o gatos.

-- ¿Cómo te conviertes en fotógrafo?

Todo se fue dando, yo ya lo veo como problema genético (jajaja) porque cuando estaba en el barrio con mis amigos decía ‘ira como pa’ una foto’, nunca me entendían. Me tocó tomar las fotos del salón en primaria con cámaras que no eran mías, no veía lo que hacía (en el doble sentido), ni las fotos, hasta que se revelaban. Lo que hacía era por inquietud y no lo veía. Ya como de 14 años me hallé una cámara de cine de 8 mm (entre la basura de pedacería de películas porno, sin saber que en esa esquina estaba una productora) y entre cuatro compramos película, nos fuimos a un terreno y les filmé a mis compas rampeando en las bicis.

Ya en prepa envidiaba a los popillos que llevaban equipo bien chingón y tomaban las fotos de sociales; los envidiaba tanto por el equipo como por el acercamiento con las morritas. Ya por azares del destino entro a canal 12,  y ahí aprendo a revelar cine y foto, ya que en ese entonces los comerciales se hacían en cine en 16 mm y foto. También empiezo a conocer a gente del medio.


-- ¿Qué es lo que más te ha enseñado la fotografía?

Entre muchas cosas, a saber mirar y no solo ver. Siento que a este mundo ya le hace falta que lo mires y no solo que lo estés viendo. También a que te conozca gente y te recuerde por tu trabajo y yo reconocer a gente que trabaja mucho y que a través de una foto ese recuerdo se quede aquí en tu corazón o en el rincón que se decida tener.

-- Indudablemente has cubierto muchos eventos artísticos, pero también incesantemente has cubierto Un Desierto para la Danza, ¿qué significa este festival para ti y qué ponderarías de él?

Desde un principio el Desierto me impactó coreográfica y fotográficamente: ha sido el mejor cuadro hablando de pintura, el mejor drama hablando de teatro, el mejor set  hablando de iluminación y la perfección en el cuerpo humano hablando de estética. No lo cambiaría por nada, ya que fue donde se quedó mi impresión como fotógrafo. El Desierto también ha sido la base para todas las generaciones de la carrera de Ciencias de la Comunicación y para mí también.

-- Cuéntame alguna anécdota de tu trabajo que te haya marcado la vida.

Por ejemplo cuando voy al Festival en Álamos me hablan en inglés, creen que soy gringo. Otra que me acuerdo, rápidamente, en Nogales los compas del PRD corrieron por la banqueta cuando me miraron con un monopie debajo del brazo, creyeron que era una cuerno de chivo y como estaban poniendo carteles políticos en un área que no les corresponde, pues pensaron que iba sobre ellos.

En Agua Prieta los panistas me pegaron una correteada porque pensaron que les estaba tomando fotos para el PRI (ni al caso) pero por lo mismo, ya que iba en chinga me tuve que refugiar en el edificio del PRI (jajajaja ¡sí me iban a linchar, neta!). La otra, una balacera entre ejidatarios en Huásabas, muy cabrón estuvo. Otra, el culatazo que me pegó un soldado cuando me vio que no traía gafete: se despedía en el aeropuerto de Hermosillo el presidente Salinas, en ese entonces tomaba cine en 24 mm, y con el jodazo, sin dejar de filmar, me fui trastabillando entre las banderas, y al salir de las banderas me quedó a cuadro el presidente dando el adiós, entonces ese movimiento brusco lo convertimos a cámara lenta y se vio bien chingón.

Ya por último el “bautizo de los pilotos” dando piruetas a los novatos, pero primero te dan desayuno, yo les agarré la onda y no quise, nomás me amarré bien, y otra más, unas tomas en helicóptero sin puertas para el gobierno federal en la mina Lampazos, esa vez bajé ronco por los golpes de temperaturas bruscas, parecían golpes con hielos y luego con brasas; en Magdalena después de tomar video en un acto político, subiéndome al carro pick up, a mi espalda una voz me dice ‘¿vas pa’Hermosillo?’ Sí, dije. Íbamos tres; en el medio, cuidando la cámara y preguntando cómo trabajaba y que le gustaba la locución y poesía y que cambiaría la política por ese trabajo, le dije ‘¿de veras la cambiarías?’ Claro, me dijo con una carcajada… ‘Por supuesto que sí lo cambiaría’. Era Colosio.

-- ¿Qué sientes en el momento antes de aplastar el disparador?

Sudo, respiro profundo, la neta sudo mucho, y la gente se saca de onda ya sea por el sudor o por lo rápido para tomar la foto. Siento y sudo casi lo mismo al retratar un paisaje que me encantó o un desnudo (sí es posible), ‘uumm que chiste me dicen, ¿ya?’. Otros me han dicho que qué apasionado soy, porque espero y espero (soy un cazador)... cada quién. Por ejemplo en el trabajo puedo ir y tomar una sola foto y ya, pero siempre traigo desde diez a cien y meto en broncas a quien selecciona porque no haya cual escoger; es la neta y lo hago espontáneamente.

-- ¿Qué trabajo fotográfico que no hayas hecho te gustaría hacer y por qué?

Siempre he soñado trabajar para National Geographics (es un sueño), o en algún proyecto similar en México o Sonora, porque me gusta la flora y fauna, es mi pasión por naturaleza, ya de jodido en el Centro Ecológico que mucha falta les hace. Me falta la foto acuática, tirarme en paracaídas, escribir algo mientras voy en el frente de un tren a toda velocidad por la Sierra Tarahumara, y matar el miedo a los barcos (odio el Titanic historia muy traumática para mí). Chistoso, me han tocado peligros y subirme a los barcos  me da pavor. Y si me preguntas por lo que no me gusta, y no me sale, te diría que es la foto de sociales.

-- ¿Cuál es la situación de la fotografía en Sonora?

No lo sé a exactitud, no sé cuáles sean las tendencias este año, por ejemplo en 2012 un tema fue la gastronomía. Lo que puedo decir es que he visto poca participación en el único concurso de Foto Creativa, participación en el sentido fotográfico; veo que se inscribe mucha gente pero tirándole  a la lotería con el jurado, es mi humilde opinión. En lo personal no me gustan los concursos, ni de foto ni de belleza, me gusta la competencia y la participación: “yo participo contigo si me invitas, yo compito contigo en un proyecto y del tuyo y el mío hacemos uno mejor”.

-- Y ya en el preámbulo del final, ante tanta revelación y sorpresa, le pregunto a Miguel si desea  agregar algo, por favor. Sin pensarla brinca como liebre:


Muchísimas gracias por tu interés para conmigo, lo que puedo agregar es que a los estudiantes o a quien le guste la foto, que la vean como algo íntimo, con mucha pasión, lealtad y no solo pa’l face. Gracias, Carlos.

1 comentario:

Clarissa Bell Rodriguez Ruiz dijo...

Con el Miguel aprendí a dejar de tenerle miedo a la foto. Me da gusto leer de él.
Saludos.