La rueda de la vida, en íntimamente teatral, Casa de la Cultura, en agosto: jueves 15 y 29; viernes 16 y 30; sábado 17 y 31, a las 8 de la noche. 100 preventa, 120 el día de la función.
Carlos Sánchez
El Teatro íntimo Xiconténcatl Gutiérrez de Casa de la
Cultura de Sonora, está dispuesto. Para la optimización de este espacio surge
la temporada de teatro denominada Íntimamente teatral, organizada por Instituto
Sonorense de Cultura.
De entre las obras que incluyen el programa a presentarse
del 15 de agosto al 15 de diciembre, está La rueda de la vida, monólogo basado en el libro
autobiográfico, del mismo nombre que la obra, escrito por Dra. Elisabeth Kübler
Roos, el cual actúa la actriz sonorense Imelda Figueroa, bajo la dirección de
Julio Patricio Cárdenas.
¿Qué es La
rueda de la vida, por qué esta adaptación a teatro? De esto y más nos conversa
Imelda Figueroa. Primero los antecedentes, el libro, su autora:
“Elisabeth
Kübler Roos es médica siquiatra, suiza, que dedicó casi toda su vida
profesional al trabajo con enfermos moribundos, ella es considerada la madre de
la tanatología porque fue de las primeras médicas que empezó a hablar del buen
morir, del trato digno, de cómo en los momentos finales las personas no
necesitan sólo al médico profesional sino también al amigo, la doctora dice que
es un momento donde los médicos necesitan quitarse la careta del profesional y
curar con un abrazo, con una mirada, con algo que reconforte al paciente. Ella
misma reconoce que cuando empezó a hablar de eso era considerada loca, y muchos
médicos se opusieron a su propuesta. Aunque ella es suiza hizo todo su trabajo
en los Estados Unidos. Este es su último libro, y está narrado casi como una
novela, de ahí tomamos los casos más impactantes y los fuimos uniendo con
ciertas partes de su vida personal”.
--Se dice
que el artista es él y sus obsesiones, ¿en este caso aplica igual?
--Sí, al
leer el libro me impactó mucho porque había pasado por un caso similar, había
acompañado a mi papá en su enfermedad terminal, había sido muy fuerte para mí,
había tenido muchas dudas, cuando leí el libro fue una iluminación, y a raíz de
eso me nació la inquietud de compartir su contenido con otras personas, sin
embargo ahorita a la distancia, después de cuatro o cinco años que lleva este
montaje presentándose, me doy cuenta que sigo sin saber mucho respecto a la
muerte, sigue conmoviéndome igual, sigo sin sentirme preparada para el tema,
para poder acompañar a otros o para mi propio proceso. Manejo el discurso
ahora, pero en lo emocional creo que para mí resulta igual de difícil que antes.
--¿Pensabas
que con esta lectura y esta puesta en escena ibas a entender la muerte?
--Por
supuesto, sin embargo hace un año me enteré que un familiar tiene cáncer y es
el mismo miedo, las mismas preguntas, el mismo cómo lo acompaño, qué le digo,
el enfrentar el tema de la muerte con esa persona moribunda me sigue dando
miedo a pesar de que yo ya sé todo.
--Continúan
los temores, pero de esta obra, ¿qué sí te ha hecho cambiar, qué te aporta?
--En lo que
me hizo cambiar todo este trabajo es en el entender la importancia de la verdad
en estos temas de la muerte, cómo por dignidad la persona que está enferma,
tiene que saber qué tiene, cómo quiere llevar ese proceso, eso lo tengo muy
claro y sé que hay que hacerlo, aún con todo el dolor, el miedo, hay que
enfrentar y hablar, y creo que también me da paz, este monólogo le da paz al
espectador, puede entender que no hay un principio y un fin, sino que termina
algo y empieza algo distinto, que la muerte no es el fin, sino el comienzo de
algo distinto.
--¿Podrías
contar una anécdota de algo que te haya ocurrido con algún espectador después
de haber visto el monólogo?
--Se me
viene a la mente una función que hicimos en el Teatro de la Ciudad, de las
primeras veces que presentamos La rueda de la vida, en un teatro muy grande donde
no tenía contacto visual con el público y no podía saber qué ocurría salvo lo
que percibía energéticamente. Recuerdo que cuando terminé la función, salí a
tras bambalinas y llegó un hombre que no conocía, y me dio un abrazo fuerte, lo
abracé y caí en cuenta que él estaba llorando en mi hombro, como un niño, fue
un momento de mucha empatía, no nos conocíamos pero allí estábamos compartiendo
una emoción, sin saber qué lo había motivado, pero allí estaba y duró un buen
rato, después de me separó, y supe que es un doctor, pero no me dio ninguna
explicación, simplemente fue y lloró conmigo.
--Cuéntame de
la importancia de Íntimamente teatral.
--Este
proyecto nos brinda la oportunidad, a las compañías, de tener un espacio dónde
presentar nuestra obra. La taquilla será íntegra para el grupo, tendremos un
técnico, la infraestructura, la publicidad con la que nos pueden apoyar, y la
oportunidad de reunirnos, los artistas, de reencontrarnos.
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